Alexis Blancas
Entre montones de basura, maleza y tumbas en estado de abandono se encuentra el Panteón Central de Chilpancingo, lo que refleja la falta de atención de las autoridades municipales, a pesar de que los familiares pagan año con año por su mantenimiento.
Durante un recorrido por las instalaciones del cementerio, se pudo notar la deplorable situación en la que se encuentran decenas de tumbas, algunas de ellas abiertas, colapsadas o cubiertas por escombros y desechos.
Casi al ingresar se encuentra una gran montaña de flores marchitas, basura acumulada, la que genera un olor tan desagradable que impregna el ambiente, generando un entorno indigno para los restos de quienes ahí descansan, así como también para sus familiares que acuden a visitarlos.
Brígida y María del Rosario Bravo de la Cruz, habitantes de Chilpancingo, quienes acuden a visitar la tumba de uno de sus seres queridos, lamentaron el estado en que se encuentra el camposanto.
Reprocharon que el gobierno municipal ha abandonado por completo el mantenimiento del lugar, a pesar de que cada año pagan por el servicio, sin embargo, las condiciones son cada vez peores.
Reclamaron que no hay limpieza por los pasillos y el acceso a las tumbas, las cuales se encuentran en el completo olvido.
Aunado a esto, los baños se encuentran en condiciones insalubres, lo que podría convertirse en un gran foco de infección para los capitalinos que asisten diariamente al camposanto.
Por su parte, el director de Panteones del municipio, Ángel Antonio Santana, relató que la basura se retira cada lunes, pero esta vez hubo un retraso, sin embargo, los visitantes señalan que la realidad es otra, pues la falta de limpieza es constante y en reiteradas ocasiones han tenido que hacer labores de aseo por su cuenta; además hay personas dejan los desechos en espacios y tumbas aledañas, lo que agrava el problema.
Los denunciantes hicieron un llamado a las autoridades municipales para que tomen cartas en el asunto y garanticen condiciones dignas en el cementerio, porque, aseguran, sus seres queridos merecen respeto y un trato digno, así como también las personas que acuden a visitarlos.