David Martínez Téllez
México viene de una dictablanda y apunta a una dictadura.
El término lo acuñó Mario Vargas Llosa, escritor peruano, en una visita que hizo a nuestro país para hablar sobre libertades.
Eran los últimos tiempos del partido único y primeros del hegemónico.
La diferencia entre blando y duro era que gobernaba en el primero, un civil; mientras que en el segundo un militar.
Nos desenvolvíamos en la década de los 80 y la mayoría de los países centroamericanos y como suramericanos eran dirigidos por militares. A México lo guiaban civiles.
En la militares el control era excesivo. No tanto como los totalitarismos (Cuba); pero existían en gobiernos militares ciertos canales de libertad (prensa y radio). En México la prensa y la radio y el cine tenían más libertad de expresión en comparación con gobiernos militares. La televisión estaba controlada por el Estado.
En el país de los palacios (así se le conocía a México) circulaban revistas independientes y algunas radiodifusoras expresaban otros puntos de vista. Los libros gozaron de total libertad. De ellos hemos leído otros sentires y nos enteramos de otras realidades que han llegado a lo íntimo del poder.
Quienes vivieron gobiernos militares y tenían el valor de dar a conocer su pensamiento se vieron obligados a salir de su territorio. México era su destino. Por eso la leyenda de dictablanda.
Y como bien dicen los morenistas en sus eslóganes de propaganda “no queremos revivir el pasado” y ese pasado es la dictadura ya no civil, sino militar.
El poder real, en estos momentos, lo tienen los milicos (término utilizado para combinar dos palabras: militar y simio). Y el presidente AMLO le sigue otorgando más poder.
El avance democrático ha caminado a paso de tortuga. Es complejo vencer a grupos de poder. Y cuando había visos de empoderamiento civil, viene el presidente y desea un regreso a un totalitarismo. Es decir, a un control de todo.
El 11 de diciembre, publica La Jornada, el presidente va a enviar una iniciativa para desaparecer cualquier institución autónoma, según él porque no sirven, solo estorban.
Las instituciones autónomas (parte de ese anda democrático) se fueron creando precisamente para ser contrapeso político al poder ejecutivo.
De aprobarse su aniquilación quien quede como presidente va a hacer lo que le venga en gana. Sea muy positivo o altamente negativo. Este ambiente será de autoritarismo o autocracia porque todo recaerá en una sola persona.
Después de esta etapa asomará la dictadura. Escenario que desaparece cualquier espacio plural.
Regresar al pasado. O volver al futuro. Es entrar a una dictadura.