ACAPULCO. —El huracán Otis, que tocó tierra en Acapulco con categoría 5 el pasado 3 de noviembre, dejó una gran devastación ecológica en la ciudad y sus alrededores.

Las fuertes ráfagas de viento y las lluvias torrenciales provocaron la muerte de cientos de aves, así como la destrucción de sus hábitats.

Entre las especies más afectadas se encuentran las gaviotas guanaguanare (Leucophaeus atricilla), el águila pescadora (Pandion haliaetus) y las chachalacas (Ortalis vetula).

Otras especies que también se vieron afectadas son las garzas blancas (Ardea alba) y los zanates mexicanos (Quiscalus mexicanus).

El ornitólogo Vicente Rodríguez, subcoordinador de Análisis de la Dirección de Cooperación y Gestión de Información para el Conocimiento y Conservación de las Aves de la Conabio, explicó que las aves marinas, como las gaviotas y las garzas, tienen un rango de distribución más amplio que las aves terrestres, como las chachalacas y los zanates.

Sin embargo, incluso las aves marinas pueden verse afectadas por los huracanes, ya que el viento puede arrastrarlas fuera de su área de distribución.

En el caso de las aves terrestres, la mayoría de ellas tienen un rango de distribución muy pequeño, de unos 500 metros alrededor de los lugares donde anidan. Si no tienen forma de guarecerse o de desplazarse más allá de eso, es probable que pierdan la vida.

El ornitólogo estimó que la recuperación de los ecosistemas del puerto de Acapulco tomará al menos cinco años.

“El ecosistema puede ser muy resiliente y quizá en 5 años ya se puede ver una recuperación del ambiente. Seguramente sí hay pérdidas de individuos, pero los que se desplazaron, tienden a regresar cuando comienza a recuperarse el ambiente, hay una inmigración de los lugares vecinos, una repoblación”, señaló.