POR: FERNANDO HINTERHOLZER DIESTEL
Lo comentaba hace un par de semanas, cuando inicio el ataque de Hamas a Israel, en el reinicio de hostilidades en el lejano medio oriente, que México tiene su propia guerra, desde hace ya 20 años. Es la guerra contra el narcotráfico, estamos igual que Colombia aprincipios de los 90´s en la época de Pablo Escobar. Quizá no le damos el nombre adecuado a este fallido combate al crimen organizado por parte del Estado mexicano, desde hace tres administraciones, pero definitivamente en tiempos de la 4T la situación se ha vuelto insostenible, debido “a los abrazos y no balazos” que ofrecen un horripilante saldo de homicidios dolosos y desaparecidos. Creo también “que existe un acuerdo tácito entre autoridades y criminales”, y no lo dice solamente el que esto escribe, es la opinión generalizada de la comentocracia nacional, que así lo percibe. La disputa por el control del territorio que devasta el tejido social, erosiona la gobernabilidad y arruina la confianza sobre la que se cimienta la convivencia de los mexicanos, nos ha puesto de rodillas, frente a los carteles del crimen organizado, y las autoridades no hacen nada literalmente. Estamos a punto del colapso y de no haber un cambio radical en la conducción política, lo que vivimos podría terminar en una confrontación entre mexicanos, esto es una guerra civil.
Los orígenes de esta “guerra interna”, datan de hace varias décadas. Todo empezó, a finales de los años setenta e hizo su clímax, hace 5 años, con la llegada de López Obrador a la presidencia de la república. Durante el periodo denominado “Priato” las autoridades desataron la guerra contra el narco (la época de Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo, Vicente Carrillo) que dio inicio a la llamada “guerra contra el narco”, periodo donde también se institucionalizo la corrupción gubernamental y delos mandos militares, también llamada “Plata o Plomo”. Desde el sexenio deCalderón, llevamos más 480 mil asesinatos y más de 110 mil desaparecidos, estas cifras superan con mucho a las de la guerra de Ucrania. Los mexicanos emigran a EU diariamente, huyen por el hambre, por mejores oportunidades del llamado sueño americano, pero hoy en día, huyen de la guerra, cada día son reclutados más de 300 jóvenes por los carteles. Pero también hay una cifra muy alta de desplazados por la violencia, en Chiapas, Guerrero, Michoacán, Tamaulipas, Zacatecas, entre otras entidades, son más de 500 mil, una verdadera tragedia humanitaria. De acuerdo a informes de la ONU, estos hechos han aumentado en estos últimos 5 años, debido “la retirada del estado mexicano para combatir al narcotráfico y sus células delictivas y la cotidiana polarización que se dirige contra grupos específicos de la sociedad por parte del presidente”. La toma de Culiacán por el Cartel de Sinaloa tras la primera detención del hijo del Chapo, y la toma de Chilpancingo por el grupo conocido como ‘Los Ardillos’, son la viva imagen de la derrota del estado mexicano.
Con la llegada a finales del 2018 de un gobierno con rasgos autoritarios y poco democrático, con gran inestabilidad, ineficiente y sumamente corrupto, México disminuyo sus índices democráticos en 2019. “La guerra civil” que padecemos no es igual a la Revolución de hace un siglo en el país, con ejércitos numerososconfrontándose. Lo de hoy, son grupos delincuencialesdisputándose el control territorial de casi todo el país, violenciaextrema, propaganda, y grupos de autogobierno. Chiapas es un territorio sin gobierno. En Michoacán se cobran derecho de piso a la exportación agrícola. Guerrero convertido en narco-estado. Colima con la tasa más alta de homicidios per cápita. Los cárteles amenazan y atacan a autoridades, jueces y a las fuerzas armadas. Hay grupos de civiles que se constituyen en autodefensas. Las fuerzas armadas están desplegadas por todo el país, no repelen agresiones y se entregan y someten a los grupos delincuenciales. Nadie defiende a la sociedad civil, y a juicio de varios expertos en seguridad, solo falta un cerillo para que se pase de esta guerra a una guerra civil. México no aguanta otros seis años así. Los voceros del gobierno, dicen que las noticias del narco y las cifras de homicidios son inventadas. Los carteles criminales controlan cada vez más espacios y “gobiernan”, cooptan gobiernos o se asocian a ellos o los someten, y crean estados paralelos para el cobro de vidas o impuestos en amplias zonas del país. El crimen organizado ha sido y será un actor relevante en las elecciones de 2024. En otros lugares del mundo se combate a los terroristas. Aquí se pacta con ellos para que apoyen a Morena en las elecciones y para que combatan junto al gobierno el tráfico de fentanilo. Aquí toleramos el terror. Aquí pactamos con los asesinos. ES CUANTO
ADENDDUM: Guerrero es el estado, junto con Chiapas, con mayores desafíos institucionales y de gobernabilidad, sobre todo en el ámbito de la seguridad, por la operación de varios grupos criminales enfrentados entre sí, incluyendo los de autodefensa, que se han terminado coludiendo con los criminales. Y la autoridad estatal no hace nada, pacta con los criminales.