Jesús Saavedra
Normalistas de Ayotzinapa y de otras normales del país atacaron con más de un centenar de petardos y piedras el cuartel del 27 Batallón de Infantería en Iguala, donde quemaron además una urvan de una empresa privada, lo que provocó zozobra en los habitantes de esa ciudad de la zona Norte.
En la mañana de este lunes, los padres de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala en septiembre del 2014, viajaron desde Ayotzinapa a Iguala acompañados de integrantes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas Unidos de México (Fecsum), a bordo de 24 autobuses del servicio público de transporte de pasajeros.
La protesta se realizó a unos días de que se cumplan 9 años de la desaparición de los 43 estudiantes y luego de que el presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó que este martes o el miércoles recibirá al Comité de madres y padres en Palacio Nacional, donde les va a presentar una relatoría de lo que sucedió la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre del 2014 cuando desaparecieron los estudiantes.
Los autobuses llegaron poco después del mediodía al bulevar de acceso a Iguala y se estacionaron en batería frente las oficinas del Poder Judicial, donde los trabajadores suspendieron actividades cuando se enteraron de que los normalistas iban rumbo a Iguala.
Después los normalistas se movilizaron hasta el Periférico norte de Iguala hasta llegar a las instalaciones del 27 Batallón de Infantería.
En el acceso vehicular a esas instalaciones militares, soldados habían levantado unas barricadas del desagüe para evitar que los normalistas pudieran introducir un auto hacia la reja principal, y unos dos metros adelante se levantaron unas picotas de metal.
Frente a las barricadas se colocaron un grupo de madres y padres con las fotografías de sus hijos desaparecidos y a un costado un vehículo con un sonido, mientras sobre el Periférico descendieron unos 800 afiliados a la Fecsum de los 24 autobuses.
La mayoría se colocó frente al acceso vehicular y un grupo de normalistas se fue hacia las picotas de metal. Ahí con una barreta intentaron bajarlas, por lo que desde el interior de las instalaciones militares arrojaron la primera granada de gas lacrimógeno contra los jóvenes.
Los estudiantes se replegaron cuando apenas estaba iniciando el mitin y el abogado del Centro de Derechos Humanos ‘Tlachinollan’, Isidoro Vicario Aguilar, estaba explicando que la demanda de los padres es que el Ejército permita acceder a información que recopiló el Centro Regional de Formación de Inteligencia (CRFI) que se encuentra en el interior del 27 Batallón de Infantería de Iguala y de la 35 Zona Militar de Chilpancingo, que tendría detalles importantes de lo que sucedió la noche del 26 de septiembre del 2014, según el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).
Después arrojaron una segunda granada de gas lacrimógeno que estalló a unos metros de los padres de los 43, lo que obligó a que se dispersaran quienes estaban en esa zona, porque el gas empezó a irritar los ojos, la garganta y la piel de los manifestantes.
Eso provocó que los normalistas adelantaran su decisión de atacar las instalaciones militares y empezaron a lanzar petardos hacia el interior de las instalaciones militares, mientras un grupo de estudiantes despojó a una persona que conducía una urvan de Coppel que iba saliendo de Plaza Tamarindos.
La urvan fue llevada hasta un costado de la entrada del 27 Batallón de Infantería, donde le prendieron fuego y siguieron lanzando petardos hacia el interior del 27 Batallón, mientras del interior les respondían con más granadas de gases lacrimógenos que por momento lograron dispersar a los normalistas y personas que estaban en la zona.
Los gases que lanzaron los militares afectaron a pacientes del Hospital General y a alumnos y maestros de la Secundaria 70 y del Conalep que se encuentran cerca de las instalaciones del 27 Batallón.
La refriega se prolongó más de 20 minutos y se pudieron contar más de cien petardos lanzados hacia el interior de las instalaciones militares, y una veintena de granadas de gases contra los manifestantes.
Los normalistas se retiraron del lugar y dejaron incendiando la urvan. Desde el interior de las instalaciones militares lanzaron agua para sofocar el incendio y minutos más tarde llegaron al sitio Bomberos de Iguala, quienes acabaron de apagar la unidad.
Más tarde salieron militares a recoger los cascos de las granadas que lanzaron y también retiraron dos petardos que no estallaron frente al acceso vehicular.
Más tarde llegaron policías ministeriales y del Estado, ya cuando el contingente de normalistas se había retirado del lugar de regreso a Chilpancingo.