David Martínez Téllez

La sentencia del mayor daño a una organización es el enfrentamiento entre la clase dirigente.

Las diferencias son en el PRI. El pleitazo.

Por una esquina Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI. En la otra el rico empresario Claudio X González.

X es dueño de la empresa papelera Kimberly Clarck. De acuerdo a su biografía política se ha caracterizado por ser una persona que se enfrenta a los gobiernos en turno por algunas de sus decisiones de corte económico. Para ser más concreto, a las que lastiman sus intereses.

En este sexenio el mismo presidente ha identificado a X González como el ideólogo de la oposición, a tal grado que logró la unidad de tres partidos políticos (PRI, PAN y PRD).

El dirigente del PRI, Moreno, se ha convertido en un aliado del presidente. Señalo algunos aspectos.

Layda Sansores, gobernadora de Campeche, lugar donde también fue gobernador Moreno, se encargó de denunciar los malos manejos del ex gobernador. No sólo fueron declaraciones, sino que mostró documentos de las anomalías. Desde este momento Moreno quedó expuesto y descalificado políticamente. 

De manera repentina Sansores dejó de exhibir a Moreno. Aquí entra la deducción. AMLO negoció con Moreno y éste logró quedarse como dirigente del PRI a pesar de una enorme ola de descontento. Es decir, AMLO con este acercamiento mantiene dividida a la oposición.

Moreno logró que no le quitaran algunas propiedad de dudosa procedencia.

La diferencia entre X González y Moreno se destaca cuando el empresario califica en un twit que los priistas son corruptos igual que los morenistas.

De ese adjetivo “de corruptos” es retomado Moreno para protestarle a  X González. 

En política, dice el refrán, no debes pelearte con nadie. Aquí radica la habilidad del político profesional.

X González cometió el error y lo maximiza Moreno y con ello logra que se exhiba la diferencia. División que le beneficia a Morena.

Algunos dirán que Morena no requiere de enfrentamiento o divisiones en la oposición porque son poquitos. Pero…ayuda ese pleitazo, en la eventualidad de un cisma en Morena.

Asomó una candidatura con una X, y ha crecido. El mismo presidente mostró unas encuestas donde X se ubica a  una distancia de menos 25 puntos porcentuales. Sin embargo, X tiene un mes en campaña y los precandidatos morenistas por lo menos 6 meses.

Desde una perspectiva de marketing político es mucho más fácil identificar o nombrar o recordar una letra que una frase. Y, allí está la X de Xóchitl o de Claudio o de Twitter. ¿Coincidencia? No.

En política no existen sorpresas, sólo sorprendidos. Lo que estoy escribiendo es que probablemente Elon Musk le invierta a la X.

Les recuerdo que en Colombia, ahora se sabe, “otros” grupos le metieron lana a la campaña del actual presidente. Esto lo dijo el hijo.