En el mejor clima | por Elino Villanueva

Una de las anécdotas atribuidas a los mexicanos para endilgarnos el carácter surrealista de nuestra cotidianidad es aquella en la cual un extranjero observa a dos hombres trabajando: uno de ellos abre un hoyo en la tierra, que, después, el otro, cubrirá. Y así se siguen, en línea: uno abriendo agujeros y el otro tapándolos. El observador se acerca y les pregunta qué hacen y, sorprendido, escucha que realizan una campaña de reforestación, sólo que al empleado que le correspondía colocar el arbolito en el pozo, ese día no fue a trabajar.

Así merito andan las cosas en el estado en cuanto a las actividades en favor de la conservación del Medio Ambiente, ante la urgentísima, de verdad urgente necesidad de emprender acciones claras, concretas, tangibles, una verdadera cruzada en favor de los Derechos de la Naturaleza, la protección de los ecosistemas, pues aunque nos llamen alarmistas, la situación está al punto de un colapso, con por lo menos tres de nuestros ríos declarados muertos.

Va el ejemplo: la semana pasada, el 4 de agosto, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, nuestra querida Semaren Guerrero, entregó 19,640 plantas para reforestación a 18 ayuntamientos “y una organización social”. Los arbolitos entregados son caobilla, guamúchil, guaje rojo, parota, roble rosa, agave, tejocote, guanábano, naranjo, limón y mandarina. 

Por principio, habría que preguntar a los expertos de la misma SEMAREN si esas especies son las más convenientes para reforestar en nuestro estado. Primer punto de duda, pues, por lo contrario, al menos la mitad de ellas requieren de una gran cantidad de agua para su crecimiento, y luego para mantenerse, lejos de propiciar la recarga de los mantos freáticos.

Nada ha cambiado, pues, la estrategia sigue el mismo patrón: tomarse la foto y esperar a que un prodigio celestial permita que las acciones tengan el resultado que todos esperaríamos. Veamos: si son 18 ayuntamientos y una organización social, y son veinte milplantas, le corresponde a cada uno de los beneficiarios un poco más de mil plantas. ¿Qué esperamos con ¡mil plantitas! en cada una de las municipalidades? Con todo respeto, pero es una cantidad para reírse, francamente insignificante, inútil. Mil plantas es una ridiculez, aun esperando que todas lograran sembrarse y que se desarrollaran, lo cual es otro punto de discusión, es engañarse a sí mismos.

Desde aquí lo hemos planteado y lo seguiremos planteando: tiene que cambiarse la estrategia, emprender una verdadera cruzada por el Medio Ambiente. Tomarse la foto entregando las plantitas, sin tomar en cuenta si realmente serán trasladadas con el cuidado debido, y enseguida sembradas adecuadamente no nos lleva a nada. Esos actos pretendidamente efectistas no dan resultados. Se ha demostrado por años, eso hacían los gobiernos anteriores. Los propios expertos de la SEMAREN lo saben: ¿Cuántas, del total de plantas entregadas, logran crecer después de una campaña de reforestación? Urge cambiar los planes. De lo contrario, ni modo, seguiremos esperando que las cosas de veras se tomen con la seriedad del caso. Sí, pues.