Jesús Saavedra
APANGO.— Lejos de la estridencia y la información pública cotidiana, don Estanislao Mendoza Chocolate, padre de Miguel Ángel, uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, en septiembre del 2014 en Iguala, sostiene que cuando están por cumplirse 9 años de la desaparición de su hijo, no tienen esperanza de que se esclarezca el caso y prevén que el presidente Andrés Manuel López Obrador “le dé carpetazo político” al caso.
Don Estanislao resume los casi 9 años a cuestas de la lucha de los padres en las calles para encontrar a sus hijos. “Hay muchos, la mayoría que estamos, nos sentimos mal y en mi caso estoy acabado de los cartílagos de la rodilla y se me dificulta caminar, pero estamos y estaremos. Nos programaron una operación de rodilla, pero no hay recursos y seguimos en lo mismo, exigiendo saber en dónde están nuestros hijos”, explica.
El señor nos recibe en el acceso a esta cabecera municipal de Mártir de Cuilapan, en la zona Centro, y nos muestra su terreno donde cada año siembra media hectárea de maíz y recuerda con tristeza que su hijo Miguel Ángel le asistía en las labores del campo.
Revela que habían construido un criadero de puercos y que estaban trabajando en acondicionarlo, “pagamos por este trabajo y decíamos que si no pasaba nada, pues él se iba a estudiar y cuando pudiera me iba a ayudar”-
Explica que después de escuchar a jóvenes de Apango en el verano del 2014, su hijo Miguel Ángel se decidió a dejar su negocio personal, una peluquería que había abierto en el centro de Apango.
Añadió que la última vez que vio a su hijo fue una semana antes de su desaparición, porque “nos vino a pedir apoyo de un recurso y que era lo último, porque ya estaba en la normal y pues iniciaba su estudio. Nosotros y en mi caso en particular, esperaba que él estuviese aquí, con el azadón en el surco, pero pues no está aquí y debemos seguir trabajando”.
“Me quedé tranquilo y un domingo 28 de septiembre en la iglesia a donde voy como buen católico, me dijeron que mi hijo estaba desaparecido. Viajé ese día a Tixtla, llegué a la Normal de Ayotzinapa y después de preguntar por mi hijo, no me decían nada y me decían los muchachos que buscara por su apodo y al fin supe que estaba desaparecido. Se están por cumplir 9 años sin que sepamos de él”.
Recuerda que “en ese momento conocí a la señora María Martínez otra madre de familia a la que conocí en la normal y con quien inicie esta lucha en las calles”.
Añade que antes de que fuese aceptado en la Normal de Ayotzinapa, su hijo aprendió el oficio del corte de pelo y habilitó una peluquería en el centro de apango, que sigue esperando su reapertura.
Don Estanislao explica que hace un par de meses no ha estado plenamente incorporado a las protestas de los padres de los 43 por cuestiones de salud, “pero seguimos firmes exigiendo justicia y verdad. Lo que nos da desconfianza es que si ahora el presidente no hizo nada en sus años de gobierno cuando triunfó, pues ahora menos que inicien las campañas”.
Acepta que ahora que se fueron los miembros del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) “nos sentimos desprotegidos, solos, perdemos fuerza. Teníamos esperanza y fe en el GIEI. Hicieron su trabajo y el Ejército no quiso dar información porque seguro están protegiendo a alguien más poderoso que el presidente. Ya no dieron más información para que se esclareciera el caso”.
Señala que a los padres de los 43 no les sirve tener llenas las cárceles de policías, sicarios, policías del estado, generales, militares policías municipales, “si no se aclara el caso y se informa dónde están nuestros hijos”, pero “vemos muy difíciles que se esclarezca el caso”.
Acepta que como padre de uno de los estudiantes desaparecidos “quisiéramos tener noticias buenas, o malas, pero saber la verdad. Pero no hay verdad, ni justicia, ni nada. Por eso vamos a seguir la lucha”.
Agrega que este año “muchos papás estamos enfermos. En mi caso ando mal de la rodilla, no es igual para andar en marchas en reuniones, estamos desgastados física y emocionalmente, es un desgaste de las articulaciones que tengo y solo tengo medicamento para el dolor y a la espera de que sea operado”.
Recordó a don Rafael, de Tixtla, quien no puede caminar, “y tiene que andar en muletas o con andadera; o don Margarito, de Omeapa, que tiene problemas físicos, y así hay muchos compañeros que estamos y a veces no, por el estado de salud”.
Don Estanislao añade que como padres de los desaparecidos no van a permitir que el presidente López Obrador diga “que se cierra el caso y no hay más qué hacer. No hemos pensado en claudicar, pensamos en reorganizarnos, estamos programando muchas cosas y así como ellos sacan cualquier pendejada para opacar la lucha, nosotros nos estamos reorganizando y programando actividades para actuar en consecuencia”.