Jorge VALDEZ REYCEN
• Cinco exgobernadores y la política
• Aguirre y Astudillo: el doble desafío
• Z con Rosario y RF con De la Madrid
Son cinco exgobernadores de Guerrero que, a su modo y circunstancia, hacen política y vida pública: Rubén Figueroa Alcocer, Ángel Aguirre Rivero, Zeferino Torreblanca Galindo, Rogelio Ortega Martínez y Héctor Astudillo Flores.
Figueroa Alcocer cumplió 84 años de edad y es considerado el “último patriarca del PRI” en la entidad. Rogelio Ortega cumplirá mañana, 26 de julio, 68 años y su libro ‘Guerrero en Llamas’ es la visión de su tránsito en el Poder Ejecutivo en ese caótico año 2014 para olvidar.
Zeferino intentó dos veces repetir gobernar Acapulco, luego de un gobierno pletórico de claroscuros, inconsistencias y expectativas altas que no fructificaron ante una realidad convulsa de violencia. El crimen de Armando Chavarría Barrera apagó su luz, como un destino de mal augurio.
Ángel Aguirre y Héctor Astudillo tienen muchas similitudes y coincidencias en las formas de hacer y entender la política. Para el oriundo de Ometepec la alegría y carisma son factores imprescindibles de la personalidad del político y cuyas prendas deben ser imitadas por discípulos o seguidores de su escuela de vida.
Para el orgullo del Barrio de San Antonio, en Chilpancingo, la perseverancia, la adversidad y la unidad de todos, son signos ineludibles en la formación política, cuyo respeto a la dignidad es lo más significativo en la vida. Insistir, no derrotarse ante lo adverso y crear condiciones de unir esfuerzos hacia una meta, lo es todo.
Los cinco tienen más pasado que futuro, es verdad. Sin embargo, tienen experiencia adquirida, comprobada y eso es motivo de respeto. Nadie puede subestimarlos o de manera pícara “darlos por muertos” en la política, porque esa adicción llamada poder nadie la ha gozado o sufrido como ellos.
En ese tuit poderoso de Aguirre junto a Astudillo, ambos sonríen. Lo hacen porque si la vida es un desafío, el suyo es doblemente eso.
Veamos, como ejemplo ilustrativo, el escenario político actual donde personajes poco visibles, hacen más visibles a quienes los impulsan o encumbran. Aguirre, por ejemplo, tiene en Alberto Catalán Bastida, presidente estatal del PRD, una figura leal. A Sofío Ramírez, en el PRI-Acapulco, a un confiable y leal. A Mario Moreno Arcos una amistad con lealtad y disciplina… repasaríamos una enorme y nutrida baraja de personajes aunque poco visibles, sí tienen presencia.
Astudillo tiene en Alejandro Bravo Abarca, presidente del PRI-Guerrero, a una figura de lealtad. Igual David Guzmán Maldonado, Tulio Pérez Calvo y otra baraja copiosa de personalidades que están en bajo perfil.
Hasta aquí, todo bien. Pero en septiembre arranca el proceso electoral 2024 para elegir Presidente de la República, Senadores, Diputados Federales, Diputados locales y presidencias municipales. Y de los cinco exgobernadores, solo dos han sonreído a las redes sociales. Han dejado a la imaginación de muchos lo que piensan. Como si ellos mismos hubieran dejado de hacer política en sus pensamientos.
Veremos a la baraja completa de los poco visibles aún y a los partidos políticos estudiando y analizando los perfiles de esa clase (¿o subclase?) política que se niega al ostracismo rotunda y categóricamente. ¿Irán a la fiesta?
Las habilidades de quienes han demostrado sus dotes en la política podrán salir a relucir.
Aguirre se ha decantado por Marcelo Ebrard, por gratitud y amistad, pero además, por preparación y formación. Astudillo está cada vez más lejos del PRI y más cerca de MC aunque no hay nada cierto. Zeferino deshilachó el lienzo y lanzó un guiño seductor hacia Rosario Robles, que ya dijo que en diciembre o enero roncará su pecho. Figueroa va con Enrique de la Madrid Cordero por el PRI. ¿Rogelio ahora se pondrá muy Augusto o prenderá una vela al Rosario de México?
Interesante… será la hora de las definiciones. Y ya falta poco para que se dé.
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.