POR: R. SALGADO LEYVA

     Como inoportunas, protagónicas y alejadas de toda sensibilidad social y política son calificadas las recientes renuncias de cuatro senadores priistas, debido a que se producen en un momento coyuntural en que se intenta cohesionar a las fuerzas de la sociedad civil con las agrupaciones partidistas, que representa la única posibilidad de poder hacerle frente al aparato oficial, el que está empeñado en perpetuarse en la Presidencia de la República, propósito cuestionado no tanto por provenir de la esfera del poder, sino por los aviesos fines impositivos y antidemocráticos de cómo se quiere lograr, pasando por encima de la ley y mediante la utilización excesiva de recursos de origen inexplicable.

   Al pretender deslindarse de su partido, los cuatro senadores, Miguel Angel Osorio, Eruviel Avila, Claudia Ruiz Massieu y Nuvia Mayorga han argumentado su deserción motivados por los desacuerdos con su dirigente nacional –situación que prevalecía desde hace muchos meses—, convencidos de que sus expectativas políticas estarían canceladas y con la pretensión de debilitarlos como integrantes del grupo en coalición. Los cuatro senadores fueron de los pocos privilegiados que “amarraron” permanencia política por seis años y que ante lo inminente de la conclusión del cargo, vedada toda posibilidad de otro encargo, ahora se colocan en posición poco seria y de oportunismo.

   La insatisfacción, molestia y rechazo a su dirigente nacional partidista del PRI, si bien podrían estar motivados por razones legítimas debido al comportamiento excluyente, antidemocrático y por el “agandalle” autoritario de prolongar ilegalmente su periodo en la dirigencia, resultaron ser posturas asumidas por la inoportunidad, ya que se lastimó el momento coyuntural de un intento por impulsar una fuerza cohesionada entre la sociedad civil y estructuras partidistas.

   De las renuncias y descartes en el proceso emprendido por el Frente Amplio por México, hasta esta semana de registros se habían descartado los senadores Lily Téllez, Claudia Ruiz Massieu y Romero Hicks. Los dos primeros manifestaron estar en desacuerdo con el método del proceso de selección interna; sin embargo, muchos lo han considerado como signo de  debilidad ante la  imposibilidad de cumplir el requisito de recabar 150,00 firmas de respaldo ciudadano, tarea que seguramente les resultaba difícil de cumplir ante la enorme dificultad de ser muy notable su desarraigo en el territorio.

   Independientemente del cumplimiento y de lograr ajustarse a las reglas del proceso, los aspirantes registrados el pasado día martes por parte del PAN fueron: Santiago Creel, Xóchitl Gálvez, Gabriel Quadri y Jorge Luis Preciado, estos dos últimos con bajos niveles de competencia y de desarraigo territorial.

     Por el PRI el primero en bajarse fue el exgobernador de Oaxaca Alejandro Murat y el pasado día 5 el ex canciller José Angel Gurría declinó y concurrió sólo Enrique de la Madrid; este jueves 6 se inscribió la también senadora Beatriz Paredes.   

     El diputado federal Ildefonso Guajardo, considerado un cuadro profesional de respetable capacidad y experiencia, seguramente observará prudencia y consciente de las escasas posibilidades de competencia electoral podría declinar inscribirse, y por el PRD quedarán pendientes Miguel Mancera y Silvano Aureoles quienes por igual no cuentan con las suficientes acreditaciones para la competencia.

     Con cierta seguridad se afirma que podrían ser cinco o seis los posibles de llegar a la fase tres, lo que significa que después de la aplicación de la encuesta sólo tres podrían continuar figurando para llegar a la última fase del proceso: Xóchitl Gálvez, Enrique de la Madrid y Beatriz Paredes.

   Los tres son perfiles con singularidades muy destacadas: han incursionado en compromisos y tareas de carácter nacional, han tenido oportunidad de proyectar su imagen en el cumplimiento de responsabilidades en todo el territorio nacional, existe de ellos conocimiento y constancia del desempeño responsable y ético de sus encomiendas, pero sobre todo de la eficiencia y buena calidad de sus resultados.

   La creación de órganos para fines de organización, consultoría, vigilancia y para la definición de un nuevo ”Proyecto de Nación”, integrados por cuadros con independencia, experiencia y de comprobada capacidad, parecen dar muestras de confiabilidad y eso podría garantizar equidad, transparencia y confianza.

   Prácticamente están definidos los cuadros preliminares para una real competencia electoral: la coalición morenista con seis contendientes en franca precampaña, en la que no habrá debates ni urnas para la elección interna; en tanto, el Frente Amplio que ha iniciado con claras desventajas se prepara en la instrumentación de mecanismos para la confrontación de proyectos y para la participación directa de los ciudadanos en la elección de su candidato.

   Hoy es posible que la ciudadanía tenga suficientes alternativas para meditar y seleccionar con certeza y madurez el destino que quiere para México.

   Habrá que pensar no sólo en la seguridad y bienestar del presente. Hay que buscar asegurar un futuro promisorio, que dé fuerza, certeza, confianza y esperanza de una vida mejor para nuestros hijos.