En el mejor clima
Elino Villanueva
Firmada por nuestra colega reportera Josefina Aguilar, El Sol de Chilpancingo publicó el pasado jueves 22 de junio una noticia en su página principal, con seguimiento en la página tres de interiores, que en condiciones normales, con un mínimo de conciencia como seres humanos organizados en un grupo social, nos tendría que poner los cabellos de punta a cualquiera de los alrededor de trescientos mil vecinos que habitamos las seiscientas colonias encaramadas bien a la mexicana, o sea: de cualquier forma, en los antiguos cerros boscosos y perfumados de Chilpancingo, nuestra querida e histórica primera capital nacional.
La nota tiene soporte en información proporcionada por el director de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPACH), Carlos Balbuena Schiaffini, quien advierte que las 126 colonias de la ciudad que obtenían el suministro del líquido desde esa fuente de abastecimiento dejarán de recibirlo por la red, y pasarán a ser atendidas mediante “pipas”, en virtud de que el manantial de Omiltemi simplemente se secó, ante la prolongación del estiaje por la falta de precipitaciones de la temporada. Jamás hubiéramos esperado leer eso: ¡Omiltemi se secó!
Los datos son escalofriantes, y sólo quien no tenga sensibilidad no logrará captar la gravedad de una señal más de la Naturaleza para cambiar nuestros hábitos individuales y colectivos en relación con los ecosistemas: en condiciones normales, Omiltemi aportaba 90 litros de agua por segundo en enero, y aunque cada mes iba disminuyendo, lógicamente, para mayo aportaba 30 litros (una tercera parte de la suministrada a principios de año), y para junio se recuperaba y ascendía a 115 litros. Esta vez, su aporte está en ceros, sí, en ceros, por la sequía. ¡No hay agua!
Sin embargo, a pesar de este panorama dramático, siguen las protestas callejeras por la falta de suministro. Los vecinos cierran calles para exigir que las autoridades les envíen agua, porque en algunos casos llevan hasta más de dos meses sin ella para sus actividades domésticas. Incluso, algo que por lo común no se veía, uno de los mítines en la colonia Vista Hermosa, una de las que se abastecen de Omiltemi, fue reprimido por la Policía. A ese nivel hemos llegado.
Urge que tomemos conciencia, todos, desde las autoridades hasta los vecinos, para recuperar nuestros manantiales, que no contaminemos, y que las manifestaciones no sean para exigir el abasto de un agua que no hay, por más que queramos. Tenemos que cambiar nuestros hábitos y comportamientos, reforestar para que se generen las condiciones que permitan la continuidad del ciclo vital de las lluvias.
No queda de otra, no hay opciones ni plazos de espera. Esa noticia no hace más que advertirnos la gravedad de lo que está por venir, mientras como sociedad nos seguimos ocupando por otras cuestiones menos importantes que la disponibilidad del líquido. Alguien dijo, hace mucho, que el agua es la vida, y ya no la tenemos. Sí, pues.