Por Isidro Bautista Soriano

En asuntos de política, muchas veces conviene más quedarse callado.

Hay ocasiones en que uno definitivamente no puede guardar silencio, por ser de mecha corta o contencioso, o de plano soberbio; o sea, que cree tener siempre la razón, diga lo que diga, o haga lo que haga.

Ya al paso de los días o de los años, después de un proceso de autoanálisis o de lucidez plena, quien no guardó silencio ni prudencia tal vez reconozca que en algo estuvo mal la actitud asumida.

Digo lo anterior por la actitud de la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, en torno al caso de las siete personas encontradas sin vida el sábado pasado en el barrio de San Mateo de la ciudad de Chilpancingo.

Una de las cartulinas recogidas entre los restos decía: “SALUDOS PRESIDENTA: NORMA OTILIA SIGO ESPERANDO EL SEGUNDO DESAYUNO QUE ME PROMETISTE DESPUES QUE VENISTE A BUSCARME CON CARIÑO. TU AMIGO”

Y aunque seguramente se hizo todo lo posible para que el contenido de dicho mensaje no trascendiera, en menos de un día comenzó a circular por las redes sociales, de manera que ha sido del conocimiento público dentro y fuera del estado de Guerrero.
Hasta donde se recuerda, es la primera ocasión en que el nombre de la presidenta municipal aparece en un  mensaje de este tipo.

¿Era necesario responder como ella lo hizo, dos días después en su acostumbrada conferencia de prensa de los lunes?

¿Le ayudó abordar el tema? ¿le convino lo que respondió?
Pudo haber dicho: es un asunto que está en manos de la autoridad ministerial, como lo establece la ley, y el gobierno municipal es respetuoso de la ley, y de ninguna entorpecerá las investigaciones, pues es respetuoso de las instituciones.

Expresó, mire usted, su disposición de que se le investigue, y acuñó la frase de que el que nada debe nada teme, por la cual de inmediato se soltó, como era de esperarse, la pregunta ¿por qué entonces no asistió al “pendón” de la feria de Santa Anita de Mochitlán?
Y se han agregado otras preguntas obvias en las redes sociales por lo que se atrevió a contestar: ¿cuándo acudirá a Petaquillas o a Tepechicotlán, como cuando ha recorrido el andador Zapata o el mercado Baltasar R. Leyva Mancilla de Chilpancingo, aunque sea sin inaugurar obras?

El mismo presidente López Obrador ha optado por reservarse el derecho de contestar, cuando es conveniente callar, aunque el político tabasqueño se jacta de que su pecho no es bodega para guardar lo que tiene que decir.

Y no pasó nada.
Si bien es cierto que los periodistas tienen el derecho de preguntar, el entrevistado tiene también el derecho de no contestar.

Es difícil muchas veces controlar las emociones o pensar y actuar con la cabeza fría, y a eso se le llama tener dominio propio.

Nadie puede negar que la alcaldesa Norma Otilia es una gobernante activa, y que el cargo se lo ganó a pulso; que nadie se lo regaló. Se preparó, y supo conquistar el voto en colonias y comunidades, y que tiene mucho por delante, pero… hay que dominarse, presidenta, y saber escuchar, aunque no le guste, para seguir de frente, como lo ha hecho.