David Martínez Téllez
La imagen de Lázaro Cárdenas más recordada e impulsada es la de mito, memoria colectiva, soberanía, simbolismo, ideología cardenista. Lo califican de estadista y socialista. Anheló una transformación. En algunas áreas lo consiguió. Veamos.
Cambió de nombre a su partido. De Partido Nacional Revolucionario a Partido de la Revolución Mexicana con la idea de iniciar otro periodo. Terminó con el maximato de Plutarco Elías Calles (de 1924 al 34) y lo obligó a exiliarse. Fue el penúltimo presidente militar; Manuel Ávila Camacho fue el último. Y aquí terminó la imagen socialista del periodo cardenista.
En resumen esto fue lo que hizo Cárdenas: Llevó a cabo una reforma agraria; creó ejidos en el sector agropecuario, nacionalizó la industria petrolera; brindó asilo a los exiliados españoles durante su guerra civil, consolidó las bases para hacer funcionar lo que después sería el PRI (que el futuro candidato no fuera del grupo que controlaba el poder, y el ex presidente estaba obligado a silenciar), creó el Instituto Politécnico Nacional (IPN), nacionalizó los ferrocarriles, formó organizaciones corporativas, impulsó la educación básica con las escuelas Normales e instituyó a los sindicatos (corporativizó al movimiento obrero y campesino).
Donde no se habla públicamente y escasamente se escribe del presidente Cárdenas es sobre su sucesión presidencial.
Desde este momento ya se presentaba una división en la coalición gobernante. Cárdenas impulsaba la candidatura de Ávila Camacho y el grupo opositor lo representaba Juan Andreu (o Andrew) Almazán, ambos de extracción militar.Andreu nació en Olinalá, Guerrero (1891) y su padre de origen Catalán. A los 5 años de edad de Juan, la familia se trasladó a Puebla. Almazán luchó al lado de Francisco I. Madero contra la reelección de Porfirio Díaz. A través de una consulta ciudadana supo que tenia posibilidades de ganar. Era muy popular. Como era apoyado por el incipiente PAN tuvo el mote de derecha.
Almazán, de acuerdo a datos periodísticos de la época lograba reunir a más de 200 mil personas en, por lo menos, uno de sus mítines. En los resultados electorales, organizado por el partido en el poder, cuyo conteó lo realizaba el gobierno, tuvo 150 mil votos.
En esa campaña (1940) se usaron las siguientes palabras: la imagen de Almazán fue de traidor a la patria, que era el candidato millonario y de la derecha. Juan Andreu arremetió: Ávila era la infiltración del comunismo en Méxicoy de ser quien había perseguido a los representantes del catolicismo (guerra cristera).
Quien cuenta la anécdota del día de elecciones es Gonzalo N. Santos, quien en ese momento era el coordinador de diputados federales y, al mismo tiempo, jefe del PRM. La narración está publicada en Mis memorias.
Era tan popular Juan Andrew (por eso la confusión del apellido) que en el zócalo había mucha cola y se sabía que estaban votando a favor de Almazán.
Gonzalo portaba una ametralladora Thompson (mil 100 tiros por minuto) y al mando de 150 hombres armados, arremetieron o asesinaron a quienes estaban formados para votar en el Zócalo. Luego de la matanza llegaron los bomberos con sus pipas de agua. Según N. Santos Cárdenas dijo: “se ve muy limpio el lugar como lo es el proceso electoral”. Oficialmente se dijo que fallecieron 2 personas y hubo 10 heridos. Almazán declaró que por lo menos fueron 200 muertos.
Estaba en disputa el poder presidencial y lo que se hizo desde el gobierno fue robar urnas electorales y destruir las papeletas con los votos a favor de Andreu Almazán reemplazándolas con votos para Ávila Camacho. Era de esperarse que alteraran los escrutinios a favor de Ávila Camacho, quien obtuvo un poquito más del 93 por ciento y el opositor casi 6 por ciento.
Así es la disputa por el poder. Por eso es vital la independencia del órgano que organiza y cuenta los votos. Si los controla el gobierno, como es la intención, ganaría el candidato oficial y terminaría la democracia.