David Martínez Téllez
Desde la década de los 80 comenzó la brevedad en el periodismo escrito. Antes eran larguísimos los textos. Desde noticias hasta artículos.
El unomásuno de Manuel Becerra Acosta inició, en México, la concisión. La Jornada, una década después, continúa con ese estilo.
El periódico de mayor credibilidad y circulación fue Excélsior. Los escritos, casi la mayoría, eran tan extensos que iniciaban en primera plana, inducía a interiores y culminaban en la sección de deportes.
Cada medio impreso de información, del siglo pasado, recurría a una estrategia para obtener lectores.
Excélsior eran sus columnistas y editorialistas. El Universal a la sección del aviso oportuno y fotografía informativa. Esto al área deportiva. El Heraldo y Novedades a espectáculos. Alarma y La Prensa a nota roja. Unomásuno y La Jornada conjuntaron todos esos elementos basados en la precisión escrita. Ambos, estos últimos, se alejaron del tema farándula y nota roja. Recuerdo las exquisitas narraciones literarias de Manuel Altamira sobre temas policiacos (nota roja) en La Jornada, extensas pero hechas con creatividad. En este periódico se impulso la fotografía periodística con marcada inclinación a lo artístico.
Llegaron los diarios en temas especializados como El Economista y El Financiero.
La pandemia catalizó lo digital. Del papel al cristal. Uso de computadora, tablet, celular y kindle. Sigue vigente la celulosa con imágenes y letras.
Con Excélsior, Unomásuno y La Jornada se buscó contenido en la narración. Temas para reflexionar. En la era digital, con pena, escribo que se ha perdido el contenido para arribar a lo trivial. Lo que hoy se conoce como popular.
Tik tok es la plataforma de lo banal, pero con millones de vistas.
La apuesta de quienes nos consideramos, de alguna manera escritores periodistas, es contar con exagerada puntualidad temas donde nos consideremos especialistas; con frases cortas y palabras exactas. El objetivo es llamar la atención para mover la neurona.