- Al asumir la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, el prelado aseguró que tiene la experiencia “de caminar en medio de dificultades” y “de guerras” para cumplir su labor pastoral
Jesús Saavedra
El nuevo obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández, manifestó que llega a su encomienda con el objetivo de “caminar de la mano de mis hermanos, de ser sencillos, de escuchar, aprender y sobre todo dialogar con feligreses, con autoridades, con quien sea necesario, para cumplir nuestra labor pastoral de vivir en paz y tranquilidad”.
Además, expresó que “ojalá lleguemos a dialogar” con grupos de la delincuencia organizada que operan en Guerrero, como lo hacía su antecesor Rangel Mendoza, aunque admitió que tendrá que aprender con quiénes no se dialoga, porque luego “están drogados”.
Monseñor González Hernández encabezó este martes por la tarde la ceremonia eclesiástica de profesión de fe, juramento de fidelidad y toma de protesta canónica en la catedral de La Asunción de María, como nuevo obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa en sustitución de Salvador Rangel.
Antes, ofreció una conferencia de prensa en la Curia Diocesana en Villa Lucerna, donde celebró su asunción como obispo de la Diócesis,a la que calificó como “grande, pensante, bonita, gracias a Dios la iglesia nos ha indicado que hay que llegar a servir con una actitud humilde”.
Dijo que fue el Papa Francisco quien lo nombró como obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa para que continúe la obra de Rangel Mendoza en Guerrero, porque ambos son franciscanos.
Recordó que “he estado igual en formación en Tierra Santa donde conocí a monseñor Salvador Rangel, con quien me une una amistad, un trabajo de hermanos y que daremos continuidad”.
González Hernández aseguró que tiene la experiencia “de caminar en medio de dificultades, de guerras; no hay guerras aquí, pero hay armas y quien se asuste en los caminos, nos asustamos, pero ya no tanto y por eso vamos a trabajar”.
Subrayó que la instrucción del Papa es que “seamos sencillos, con esa actitud vengo a esta diócesis a mí me pueden decir Chuy, fray Chuy, padre Chuy, obispo Chuy y estaré trabajando de la mano con todos”.
Recordó que en su trayectoria ya fue encargado de Pastoral de los Pueblos Originarios en México, por lo que “vine a servir, he aprendido mucho de mis hermanos originarios, me uno al caminar que lleva la Diócesis. Mi compromiso es arrimarme con sencillez a todos los fieles y aprender del pueblo de Dios, de este estado, de todos los que vivan aquí, aprender de lo que viven ustedes”.
Hizo votos por “no enojarme nunca, como amigos, hermanos”, porque hay mucho trabajo y consideró que uno de “los grandes desafíos” en Guerrero es la paz, porque “si no hay paz en el corazón, no hay paz en el ambiente”.
Monseñor González Hernández añadió que viene a Guerrero a sumarse “al trabajo de quienes buscan la ayuda para los pobres, de quienes no tienen escuela, de quienes de no tienen trabajo, de los campesinos que nos dan el pan de cada día”.
Por eso pidió a los funcionarios “que no se corrompan en el gobierno, son los encargados del pueblo, no que se enriquezcan unos poquitos, eso rezo, y hasta donde llegue y me dejen llegar, porque andamos en el campo minado”.
Aceptó que ahora que asume la Diócesis Chilpancingo-Chilapa en “un momento de transición doloroso”, pero “vengo obediente” y alegre, porque “sería el colmo que llegue triste y desanimado”.
Reiteró su disposición al diálogo con las autoridades del gobierno del estado, a pesar que desde hace 7 años no existe como tal una Subsecretaría de Asuntos Religiosos en el gobierno del estado.
Aseguró que buscará “reconciliar” y ofrecer disculpas a las autoridades estatales para retomar el diálogo, porque “no puede haber distanciamiento entre Iglesia y las autoridades”.
A la conferencia asistieron el vocero de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Jorge Amando Vázquez Rodríguez, y el responsable de la comunicación de la Pastoral Mexicana, Agustín Beltrán Flores.