David Martínez Téllez

A causa de un deceso familiar tuve que viajar a Amojileca. Un pueblito a una distancia de 7 kilómetros de Chilpancingo.

Amojileca presenta varios atractivos. Su clima. El mezcal. La gastronomía. Su don de gentes. El silencio. Agua. Todavía decenas de casas de adobe.

Al llegar al camino principal observé que utilizaban agua para celebrar el sábado de Gloria. Inusitado.

Desde hace más de veinte años está prohibido “tirar” agua en estos días de Semana Santa. No hay.

Primero ví esa prohibición en la ciudad de México. Se tiraban cientos de litros de agua para mojar a los vecinos. Y a todo aquel transeúnte. 

En territorio de los palacios era imposible que faltara el agua. Hace años el agua era potable. Hasta que apareció el sismo del 85. La red hidraúlica se contaminó. El agua comenzó a escasear. En la última década en los algunos municipios de la capital el líquido es nulo por días. Por eso se suspendió el sábado de Gloria. Se desperdiciaba.

De acuerdo a la tradición católica el agua significa purificación de la mente y del cuerpo porque está por conocer la resurrección de Cristo. Es decir, que quienes creen en la vida eterna de Jesús reciben la resurrección “limpios” al ser “bañados” de agua.

Esta tradición sabatina se volvió rara. Pasó a los anales de la nostalgia. Y de repente la volví a ver en Amojileca, en 2022, pueblo que surte de agua a Chilpancingo. Sí. Este pintoresco lugar es manantial. Tampoco por tirar agua para celebrar el sábado de Gloria observé un indiscriminado uso del líquido para dicha conmemoración.

Hubo mezcla de sentimientos. Melancolía y enfado. Porque en años mozos bañábamos, en ese día, a quienquiera. Del otro lado,por desperdiciar agua, cuando ya no hay. Me dio gusto porque pidieron permiso para aventarnos el agua. Sí, fue la respuesta y sin mas cayó el diluvio. Festejamos con risas por nuestras expresiones faciales y los suspiros del aluvión.

También los circunspectos soltaron las risotadas. Una cubeta bastó para mojar a tres personas.

Sobre la reforma eléctrica. Todo indicaba en el Congreso federal que la iniciativa presentada por Morena no va a conseguir las dos terceras partes que requiere para ser aprobada.

Los de la cuarta van a utilizar la propaganda con el calificativo de traidores a México a quienes se opusieron. El asunto publicitario lo va a ganar el presidente, de esto no tengo duda. Donde podría perder AMLO, en caso de que le aprueben la reforma, es una batalla con inversionistas extranjeros. No habrá dinero fresco para continuar repartiendo. 

El camino del presidente, con ese ánimo de enfrentar a dos sectores, sería “el pueblo” frente a inversionistas. Los que votan contra quienes crean empleos. Complicado, ¿no?