- Monseñor Leopoldo González, responsable de la Diócesis de Acapulco, pidió a la sociedad atender a menores que han quedado en el desamparo
Ana Lilia Torres
ACAPULCO. —El arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González hizo un llamado a la sociedad a velar por todos los niños y adolescentes que han quedado huérfanos debido a la pandemia de Covid-19 o por el fenómeno de la violencia.
Durante su mensaje dominical, el clérigo recordó que el próximo martes 9 de noviembre se celebra el Día Mundial de los Niños Huérfanos y recordó que, de acuerdo con investigaciones, en el país hay 131 mil menores en esa situación.
“En los meses que hemos vivido, debido a la pandemia, muchos niños y adolescentes han perdido a su papá, a su mamá, o al abuelo que cuidaba de ellos”, quedando en el desamparo, señaló el prelado católico.
Por “desgracia también son muchos quienes los han perdido porque se los asesinaron o los desparecieron”, agregó monseñor González González, quien pidió a la sociedad ser sensible ante esta dolorosa situación.
Señaló que muchas veces quienes quedan en orfandad dejan la escuela para trabajar o para cuidar de los hermanos menores, lo que dificulta mucho su desarrollo armónico y limita sus oportunidades de futuro.
A las autoridades, pidió poner mayor empeño en brindar el apoyo necesario a las familias para que puedan cuidar y favorecer el desarrollo armónico de las niñas, niños y adolescentes que han perdido a sus padres.
Con respecto a los niños que han quedado sin padre o madre por ser víctimas de la violencia, monseñor González González señaló que junto a esa necesidad de apoyo, hay también otras heridas más profundas que ayudar a sanar.
“Recuerdo a un niño no mayor de 4 años, que acompañaba a su abuelita en una experiencia de ayuda a víctimas de violencia y él solito decía ‘yo voy a matar a quien mató a mi tío…’. ¡Qué herida tan profunda la ese niño tenía! Y comprendemos que no sólo la de ese niño, sino la de muchos de aquellos a quienes la violencia les ha arrebatado a sus padres”, lamentó.
Frente a estos casos, planteó que es necesario el conocimiento de la verdad, el restablecimiento de la justicia y que no haya impunidad, porque eso hace más dolorosa la herida. Junto a ello, recomendó seguir con los procesos de atención a víctimas de la violencia, para ayudar a sanar.
El clérigo exhortó a la población a “abrir los ojos y mirar el rostro de estas niñas, niños y adolescentes que han quedado huérfanos por la pandemia o por la violencia y sea el primer paso para acercarnos y tender la mano a sus familias”.