• * Gregorio Basilio, de 17 años, hace las veces de profesor con una docena de niños cuyas familias abandonaron su pueblo por un conflicto escolar desde hace 3 años

Jesús Saavedra

SANTIAGO YOLOTEPEC, AYUTLA.— Una constancia escolar provocó un conflicto interno incomprensible que derivó en el desplazamiento forzado de una veintena de familias, y que una docena de niños desde hace tres años no reciban su instrucción escolar, lo que se ha suplido con Gregorio, un chavo de 17 años que ahora hace las funciones de profesor.

Son niños de las comunidades de Ciénega de Sauces y Santiago Yolotepec, a los que Gregorio Basilio Flores enseña en un patio, con mesas y sillas improvisadas como aula escolar; son indígenas de esta zona marginada de Guerrero que subsisten en condiciones precarias y donde la estrategia de ‘Aprende en Casa’ es inaplicable.

Para llegar a este refugio provisional se tiene que caminar un kilómetro desde Santiago Yolotepec, en esta zona limítrofe entre la Costa Chica y la Montaña, y donde un adolescente ha asumido las funciones de profesor.

Son pequeños que no hablan español, sólo su lengua materna Me’pha (Tlapaneco), quienes a iniciativa de este muchacho siguen tratando de estudiar en condiciones difíciles, porque no hay luz, no hay internet, menos televisión. “No podía dejar así a mis hermanos, sin que aprendan algo en esta vida”, explica este joven.

Goyo relata que hace 3 años cursaba su instrucción de secundaria cuando los expulsaron de su comunidad. “Tengo 3 años sin estudiar, de pronto nos dijeron no estás aceptado en la escuela, vete, y nos refugiamos aquí en este lugar que nos aceptó don Luis (Flores Santiago) y aquí seguimos esperando ayuda”.

La pandemia de COVID 19 no los ha afectado de manera directa, pues desde hace 3 años no tienen actividades escolares normales, “si eso se puede decir normal”, dice Goyo con ironía.

Añade que “no hay maestros que atiendan a nuestros hermanos, a mí me dio coraje que no estudiaba, y mi hermano menor, pues menos, así que decidí ayudar como pueda en la escuela”.

Desde hace un año ha organizado una zona de aprendizaje escolar en un patio, al pie de una montaña de esta zona de Ayutla, donde hay mesas y sillas que se colocan todos los días en un patio, en un aula escolar improvisada al aire libre.

Gregorio sólo trata de ayudar al enseñar a los niños el abecedario, sumas y restas, además del respaldo de actividades de pintura o manualidades con las que le han ayudado un grupo de profesores del Comité de Apoyo a los Desplazados que se ubican en Ayutla de los Libres.

La señora Dionosia Flores Estrada, madre de uno de los niños que no reciben clases desde hace tres años, hizo un llamado urgente al presidente Andrés Manuel López Obrador y al gobernador Héctor Astudillo Flores, para que atiendan de inmediato esta problemática y puedan tener educación sus hijos.