• HOY SE CUMPLEN 34 AÑOS DE SU MUERTE
  • * Después de levantarse en armas contra el gobierno, en 1967,  constituyó el Partido de los Pobres y un movimiento guerrillero al que llamaron Brigada Campesina de Ajusticiamiento

Organizó a campesinos y padres de familia, secuestró a un senador y combatió sin temor al gobierno priísta de los años 70’s. Ese fue Lucio Cabañas Barrientos, el maestro rural que puso a temblar al Estado con un movimiento guerrillero.

Nació el 15 de diciembre de 1938 en El Porvenir, una comunidad cafetalera ubicada en el municipio de Atoyac de Álvarez, en la región Costa Grande.

Fue el segundo hijo de un matrimonio de campesinos pobres, con historia de revolución en las venas.

Su abuelo paterno, Pablo Cabañas, luchó en las tropas de Emiliano Zapata durante la Revolución.

Su padre, Cesáreo Cabañas, luchó por defender la tierra que le pertenecía legalmente a su pueblo, situación que le costó la vida.

Lucio y su hermano Pablo quedaron en la orfandad, por lo que desde niños tuvieron que trabajar arduas jornadas para sobrevivir.

Ambos se alquilaban como peones en el campo por un salario de 2.5 pesos diarios, en jornadas de 10 a 12 horas.

A los 17 años, Lucio se mudó a Tixtla para terminar la secundaria; para costear sus estudios tuvo que trabajar en el campo, vender paletas de hielo e incluso alquilarse como velador en un hotel.

Después ingresó a la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, donde destacó como líder estudiantil.

En 1960 fue elegido secretario del Comité Ejecutivo Nacional de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM).

Al terminar sus estudios recibió la plaza de maestro de primaria en la localidad de Mezcaltepec, en la sierra del municipio de Atoyac.

Ahí respaldó un movimiento de ejidatarios contra las compañías madereras que incumplieron con los contratos.

Las empresas lo denunciaron ante la Secretaría de Educación Pública (SEP) y por ello fue transferido a la escuela Modesto Alarcón, en la cabecera de Atoyac.

En ese centro educativo, Lucio organizó a los padres de familia contra la directora Genera Reséndiz.

La directora imponía castigos y negaba el acceso a los niños que no llevaran zapatos y uniforme, a pesar de que sus familias no tenían dinero ni para comer.

“Mándemelo con huarachitos, aunque venga con su ropita remendada, no importa, pero sí que venga bien desayunado”, decía Lucio a los papás.

El Movimiento de Padres de Familia logró la destitución de la directora.

Pero el nacimiento de la guerrilla puede situarse el 15 de julio de 1967, tras la ejecución extrajudicial de padres de familia en la escuela primaria Juan N. Álvarez, en Atoyac.

Los padres habían solicitado al gobernador Raymundo Abarca Alarcón la destitución de la directora Julia Paco Piza y el cambio del Comité Ejecutivo de la sociedad de padres, ante el cobro excesivo de cuotas.

El 18 de mayo, los padres protestaron en el zócalo de Atoyac. En plena asamblea, llegó el comandante de la Policía Judicial, Enrique Castro Arellano, con una ametralladora M-1 y a punta de culatazos obligó a callar al orador en turno.

Un padre de familia llamado Arcadio Martínez Javier reclamó que estaban en su derecho de libre manifestación. El comandante Castro le respondió con varios disparos que le destrozaron el pecho.

Después abrió fuego contra los demás padres de familia y cayeron muertos Javier Donaciano Castro, María Isabel Gómez (que estaba en el octavo mes de embarazo), Regino Rosales y Prisciliano Téllez, un niño y un policía judicial.

Los agentes del gobernador Raymundo Abarca Alarcón también hirieron de gravedad a Juan Reynada Victoria, Gabino Hernández (quien perdió el habla por la golpiza sufrida) y Juvencio Mesino, esposo de María Isabel Gómez, quien se volvió loco por los golpes que le dieron los asesinos de su mujer.

El maestro Lucio Cabañas Barrientos escapó de la agresión y subió a la sierra, donde comenzó a organizar un grupo de autodefensa.

“Subí a la sierra, mejor dicho, me echaron al monte el 19 de mayo de 1967. Me fui porque, si me quedaba, me mataban. La vida vale mucho, jamás me hubiera perdonado el caer muerto a lo pendejo, sin haber hecho algo por los pobres”, expresó después.

Inicialmente, el grupo de autodefensa ajustó cuentas con caciques, elementos represivos y acaparadores.

Transcurridos algunos años, Lucio Cabañas constituyó el Partido de los Pobres y un movimiento guerrillero al que llamaron Brigada Campesina de Ajusticiamiento y que llegó hasta 100 pistoleros actuando en la sierra.

El punto más álgido llegó con el secuestro del senador por el PRI, Rubén Figueroa Figueroa, quien en ese entonces se encontraba en plena campaña política para la gubernatura.

El 30 de mayo de 1974, Figueroa buscó una entrevista con Lucio Cabañas en la sierra, donde le ofreció dinero y un espacio político con tal que desistiera de la guerrilla.

El líder guerrillero rechazó la oferta y ordenó el secuestro de Figueroa; a cambio de su liberación pidieron 50 millones de pesos y el cumplimiento de diversas peticiones como la entrega de armas, municiones, la liberación de presos políticos y la transmisión a nivel nacional de una cinta con discursos y canciones revolucionarias.

Fue hasta el 8 de septiembre, después de tres meses de cautiverio, que Figueroa fue rescatado por el Ejército.

En abril de 1975 fue electo gobernador y se convirtió en el peor enemigo de los grupos guerrilleros.

 

Su muerte

La versión oficial dicta que murió en combate contra el Ejército, pero otra historia señala que el guerrillero Lucio Cabañas Barrientos se mató por honor.

Durante varios meses, el Ejército le siguió el rastro.

La orden era “continuar con las operaciones hasta lograr la captura o exterminio” del grupo guerrillero.

Así lo reveló una carta que el secretario de la Defensa Nacional, Hermenegildo Cuenca Díaz, envió en septiembre de ese año al entonces presidente, Luis Echeverría.

Ese día llegó el lunes 2 de diciembre de 1974, cuando los militares emboscaron a los guerrilleros en la selva cafetalera El Otatal, en la sierra de Tecpan de Galeana.

A pesar de ser sorprendidos, Lucio y sus compañeros se defendieron.

El enfrentamiento se prolongó durante más de media hora. Para las nueve de la mañana, las tropas militares ya habían exterminado a los guerrilleros.

Ese mismo día, se ofreció una conferencia de prensa en las instalaciones de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

“Tropas de la XXVII Zona Militar, con sede en Acapulco, tuvieron un encuentro con el grupo delictivo del secuestrador y asaltante Lucio Cabañas Barrientos, en el que éste resulto muerto en compañía de otros 10 maleantes que lo acompañaban”, informó ante los reporteros el coronel Jaime Contreras.

Sin embargo, hay otra versión de lo ocurrido: suicidio por honor.

Lucio, al darse cuenta de la derrota y para no caer en las manos del Ejército, se colocó el cañón de su rifle M-2 en el cuello y jaló del gatillo.

La versión proviene de la carta de un soldado que participó en el enfrentamiento.

“Lucio Cabañas únicamente estaba herido y gritó: Hasta que se les hizo, pero les aseguro que no les voy a dar el gusto de que me maten ustedes. Y él mismo se mató, pero el capitán (Pedro Bravo Torres) que iba conmigo le dio el tiro de gracia”, dice la carta.

Los militares inhumaron secretamente su cuerpo el 3 de diciembre de 1974, en el panteón de Atoyac.

Los restos se exhumaron 28 años después, se les hizo la prueba de ADN y se confirmó que pertenecían a Lucio Cabañas.

Posteriormente se le dio una nueva sepultura en Atoyac con honores, como un héroe.

Con Lucio Cabañas también murieron el Partido de los Pobres y la Brigada Campesina de Ajusticiamiento.