Julio Zenón Flores
En CAPAMA la normalización del servicio ofrecida por el director general Leonel Galindo González, es únicamente una ilusión, con la que pretende engañar a la alcaldesa Adela Román Ocampo y proteger su propia cabeza que se encuentra en el centro del ojo del huracán que ronda en la paramunicipal.
Las cifras no cuadran para esperar que esta semana se normalice como prometió el día que cambió al director operativo —para poner a alguien que no conoce el sistema—, y al titular del departamento de comunicación social
Veamos:
Para volver a la normalidad, es decir, a como nos tenían acostumbrados los últimos gobiernos, con tandeos de una a dos veces por semana en la mayoría de las 600 colonias de Acapulco y con el servicio las 24 horas en apenas un 30 por ciento de la ciudad, sobre todo en las partes bajas y en la zona Diamante, se necesita que al menos se vuelvan a bombear 3 mil 300 litros por segundo, en los tres sistemas de captación con que se cuenta: Papagayo I, Papagayo II y Lomas de Chapultepec.
En la actualidad se captan apenas unos 2 mil litros por segundo y se supone que esta semana se captarían 500 más al terminar de rehabilitarse el segundo pozo de Lomas de Chapultepec, con el apoyo de Conagua y del gobierno del estado. Apenas se llegaría a 2 mil 500 lps.
Para poder mandar el total que se requiere se necesita también rehabilitar los dos módulos de la planta potabilizadora de Cayaco, los cuales no se han rehabilitado debido a protestas de proveedores que participaron en una licitación en la cual vieron irregularidades.
En resumen para que Acapulco se abastezca normalmente de agua se necesita que tenga corriente eléctrica permanente, o sea, que se pague a la CFE tanto el adeudo histórico que le dejó Evodio Velázquez, como el recibo mensual de 22 millones de pesos, que se reconecten los dos pozos de Lomas de Chapukpetec, que funcionen las 8 bombas de Papagayo II (ya reparadas con recurso del gobierno del estado) y que se reparen los dos módulos que potabilizan 500 litros por segundo cada uno en la planta de Cayaco.
Hasta el momento no se ha pagado a la CFE, ni se han rehabilitado los módulos de la potabilizadora, mientras eso no ocurra, no podemos esperar que se normalice el abasto de agua a la ciudad.
Mientras tanto al menos deberíamos esperar que se hiciera un tandeo más racional, es decir que en lugar de que se envíe el agua por una o dos horas a una colonia, se envíe medio día o un día entero, para que se alcancen a llenar las cisternas, tinacos, pilas y tambos, y el usuario pueda aguantar hasta el próximo tandeo, cosa que no se hace, por lo cual el agua sigue siendo una ilusión en una buena parte de los hogares acapulqueños.
Una vez resolviendo lo pendiente, se requiere que se normalice su operación comercial, para que se puedan captar los recursos suficientes que le permitan pagar a proveedores de productos químicos para que el agua que llegue a los hogares sea realmente potable e ir actualizando la red en los lugares donde sólo basta que haya líquido para que se presenten fugas por lo deteriorado de la tubería.
Para que los recursos alcancen, debería de verse el asunto histórico de la nómina y no seguirla engrosando como se está haciendo, pero sobre todo, detener la corrupción interna que consiste –hasta donde se sabe, en comprar productos y herramientas con un sobreprecio que en ocasiones llega a ser escandaloso y, probablemente deshacerse oficinas que sólo son una carga burocrática.
El dato de que en apenas un año se ha incrementado la nómina en casi 300 empleados es revelador: se le sigue viendo como agencia de colocaciones, en eso el gobierno municipal de Morena no se está diferenciando de los anteriores y con eso de que hasta el contralor otorga plazas, pues no se ve una mejoría en puerta.
Los cambios de funcionarios sólo dieron un pequeño respiro al ayuntamiento y habría que aprovecharlo para hacer los cambios a fondo que le permitan a la presidenta municipal, Adela Román Ocampo, realizar ahí una cirugía mayor.
La alcaldesa se ha mostrado hasta ahora excesivamente tolerante con los errores y las irregularidades financieras, administrativas y operativas, que ahí ocurren, pagando con su propio prestigio lo que deberían pagar quienes ella puso al frente y que no le están respondiendo.
Pero la liga se estira tanto que llega el día que se rompe. Hoy se rompió por lo más delgado y se hicieron cambios cosméticos. Pero ¿Cuánto tiempo faltará para que se hagan los cambios de fondo?
El agua ha sido un elemento que ha dejado mal parados a los anteriores alcaldes y el hecho de que sea una paramunicipal la que lo maneje no le quita peso político a la alcaldesa, de tal manera que si no lo resuelve, su propia carrera podría estar en juego.
Es momento de que se deje de lado la ilusión y se pase a la acción…