- * Moy Reyes ¿Mensaje para quién?
- * CAPAMA: ¿Leonel es el problema?
Por Julio Zenón Flores Salgado
El diputado local de Morena, del distrito 7 de Acapulco, Moisés Reyes Sandoval, llegó a su informe de actividades legislativas en un contexto complicado: Por un lado Morena, dividido por la confrontación por la elección de consejeros, donde cruzaron acusaciones tan fuertes que pareciera que se tratara de enemigos y no de compañeros de partido, y por otro lado, enfrentando, en lo personal, embates de una prensa no muy preocupada por confirmar sus datos y dispuesta a lanzar de inmediato la primicia, aunque eso les lleve a informar cosas que luego no resultan reales, sin que alguna vez devenga al menos en una disculpa pública.
En esa situación complicada se puede decir que el informe fue un éxito para él, aunque no dejaron de reflejarse las complicaciones mencionadas.
Si hubo esfuerzos por dejarlo solo, por exhibirlo débil, por aislarlo, esos esfuerzos fracasaron, pues llenó el teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro de Convenciones Acapulco, con una multitud entusiasta, proveniente de diversas colonias de su distrito, es decir, cuantitativamente logró el objetivo de mostrar capacidad de movilización.
En términos de calidad, aunque pudo estar mejor, lo que mostró debe poner nerviosos a quienes se han formado en la fila de sus detractores, porque saben, y no faltó quien lo confirmara a gritos en ese teatro, que es un aspirante a la candidatura a la alcaldía de Acapulco.
Hasta el Juan Ruiz de Alarcón llegaron desde la CDMX, representantes de corrientes nacionales del partido de López Obrador, a dar fe de la fuerza de su joven canterano; dos secretarios del gabinete del gobernador Héctor Astudillo; el rector de la UAGRO, Javier Saldaña Almazán; el presidente del Tribunal Superior de Justicia de la entidad, Alberto López Celis, y por supuesto, su primo el delegado y coordinador de los programas federales en la entidad, Pablo Amilcar Sandoval Ballesteros.
De la sociedad civil los representantes de los buzos y pescadores de Tres Palos y Puerto Marqués; la AHETA, los comerciantes y empresarios representados por el panista Alejandro Martínez Sidney, el notario Jorge Ochoa Jiménez y algunos líderes de transportistas y de colonos.
De los potenciales aliados, es importante destacar la presencia del ex regidor y ex diputado local del PRD, Ernesto González, actual dirigente del Grupo Nuevo Guerrero; del ex regidor Amilcar García Estrada, del Consejo General de Colonias Populares de Acapulco; de Marco Antonio López, del PT y de la ex secretaria de desarrollo social y ex candidata al senado y a la gubernatura de la entidad, Beatriz Mojica Morga.
De Morena, arribó la delegada con funciones de presidenta, Nora Vázquez, los diputados locales Zeferino Gómez Valdovinos y Mariana García Guillén; una presidente municipal de la región Centro y, del PRD, Tomás Hernández Palma (a quien se dirigían como palma que no da cocos), los regidores de Acapulco Hugo Hernández Martínez y Andrés Alaín Rodríguez, la diputada federal Rosario Merlín y diversos consejeros.
Los discursos centrales, tanto de Pablo Amilcar, como de Moisés Reyes, apuntaron en el sentido de ajustarse a la política lopezobradorista, que dentro de Morena no siempre es acatada, la austeridad, la eliminación del fuero, la transparencia y la rendición de cuentas y no hicieron ninguna referencia a las ausencias que mostraban inevitablemente la situación de división que se vive al seno de ese partido, donde ni alcaldes, ni diputados locales se ponen de acuerdo.
En resumen, el informe mostró a un joven alineado del lado del lopezobrarismo, con capacidad propia de convocatoria, con presencia en Morena y con puentes con las demás fuerzas de izquierda, el cual tiene como reto inmediato sumar al seno de su propio partido.
Logró llamar la atención y se metió al radar de los analistas políticos, quienes estarán al pendiente de su posible consolidación como un aspirante serio a la candidatura para alcalde de Acapulco, por su partido Morena.
¿LEONEL ES EL PROBLEMA…?
La situación de CAPAMA ha hecho crisis en los últimos días.
Hoy, una ciudad sin agua, en lo general, sin que sea sólo una hipérbole, y las zonas donde el agua está llegando sin clorar y sin clarificar, empiezan a ver al director general del organismo, Leonel Galindo González, como el responsable de todo y empiezan a pedir su cabeza. Incluso en los pasillos de la presidencia municipal, ya se maneja la posibilidad de deshacerse de él, para bajar la presión en ese terreno.
La gravedad de la situación, sin embargo, no es solamente responsabilidad suya, ni se resolverá con su remoción –en caso de darse-, pero sí tiene mucho que ver el que por su falta de control real de CAPAMA, se han generado contrataciones y nombramientos en áreas clave, sólo dan más problemas, además de que no ayuda su imagen despreocupada en actividades sociales y su fama de Don Juan, mientras el organismo se incendia.
Por eso vemos un especialista en electricidad como director operativo, a cargo de la distribución de agua, de la que no sabe gran cosa; y un informático a cargo del tratamiento del agua en la planta potabilizadora, que envía agua color lodo.
El asunto es que, mientras se toman las decisiones internas para operar la CAPAMA con un solo mando y con un equipo experto, los acapulqueños viven una terrible situación, de sequía y riesgo de salud, similar o peor que la que se vivió cuando estuvo a cargo de la dirección general Miguel Castro Salas, aquel que hizo un viaje de semanas a España, con el argumento de traer bombas ahorradoras que nunca se vieron.
La alcaldesa Adela Román debiera tomar ya una decisión, para darle una salida digna a CAPAMA y armar un equipo creativo, que halle soluciones prácticas ante la falta de dinero y que no se eche en la hamaca a esperar el rescate federal, que difícilmente llegará.