Jesús Lépez
La expectativa de que ante el desastre que resultaron las asambleas distritales, el presidente Andrés Manuel López Obrador pudiera cumplir su advertencia de renunciar a Morena que hizo ante los medios de comunicación el pasado 29 de agosto, parece no importar a los morenistas de Guerrero.
“Es muy lamentable que partidos que surgen defendiendo causas justas terminan muy mal. Yo, si el partido que ayudé a fundar, Morena, se echara a perder, no sólo renunciaría a él, sino que me gustaría le cambiarán de nombre, que ya no usaran ese nombre, porque ese nombre nos dio la oportunidad de llevar a cabo la Cuarta Transformación de la vida pública del país”, dijo textualmente el presidente.
Y bueno, como fue público, las recientes asambleas distritales no tuvieron nada que envidiarle a los procesos del más rancio priísmo de principios del siglo pasado, hasta con balazos en algunos estados como Oaxaca y Jalisco, padrones alterados y acarreos en el más light de los casos. En Guerrero solo se pudo concluir una de las nueve que se llevarían a cabo.
Aún más, el 25 de octubre la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, dio a conocer que se investigan 12 denuncias contra 10 delegados federales tanto de la pasada como de la presente administración.
Ambos hechos encendieron los focos de que el presidente, quien ha hecho ya innumerables llamados a sus adeptos ubicados en cargos públicos y a los miembros de su partido, a seguir su ejemplo, tanto de honestidad, honradez, como en su buena relación con los demás niveles de gobierno, aunque sean de otros partidos políticos, a no estarse peleando vaya; termine por hartarse y haga efectiva su advertencia.
Una decisión así derrumbaría el tepetate sobre el que las corrientes que se han formado al interior de Morena creen estar firmemente paradas rumbo al 2021, creyéndose erróneamente propietarias del capital político que en realidad es de Andrés Manuel, quien en la próxima elección ya no estará en la boleta electoral, ni podrá aparecerse en sus mítines.
En Guerrero el presidente también ha enviado señales de que no está contento.
La famosa fotografía con Luis Walton Aburto que causó escozor en el grupo que controla parte de la dirigencia de Morena, el Congreso y la Superdelegación de Guerrero, así como la posterior decisión del exalcalde de Acapulco de renunciar a su partido Movimiento Ciudadano para buscar ser candidato o apoyar al que resulte candidato ya sea de Morena o de una alianza de la izquierda, parece cobrar especial relevancia.
Amigo personal de López Obrador de hace muchos años, Walton avanza en ambas vías.
Por un lado construye amistades al interior de Morena, como fue la reciente reunión con el aspirante a la dirigencia Sergio Montes Carrillo, al tiempo que tiende puentes a otros sectores de la izquierda, incluso y aunque de manera un tanto sutil, a quienes han sido sus acérrimos adversarios como son Beatriz Mojica Morga y hasta Evodio Velázquez Aguirre.
Sin hacer aspavientos ha enviado una señal de apertura a ambos personajes al dar un espacio para un programa político en su televisora al panista Enrique Caballero Peraza, quien representaba a Beatriz Mojica Morga en debates televisivos en la campaña por la gubernatura en la que compitió contra el propio Walton, y quien además en los grupos de WhatsApp ha sido un activo y férreo defensor de la gestión financiera de Evodio Velázquez como alcalde de Acapulco.
La pregunta es si en esa alianza lograría incluir a Félix Salgado Macedonio, quien aventaja en todas las encuestas que se han conocido hasta el momento, y que por carisma parecer ser con el que los simpatizantes de Morena y López Obrador más se identifican.
Esto sería más probable si el presidente dejara Morena, pero difícilmente lo hará, no puede arriesgar la mayoría legislativa que respalda su gobierno. Por eso no le importa a los morenistas de Guerrero, ni de ninguna otra parte del país.