* Un juez federal sigue liberando a acusados del caso Ayotzinapa.— Organiza Añorve su informe legislativo con formato de destape
Enrique Vargas
Realmente llama la atención que juzgados federales, o uno en específico, se haya dedicado a liberar a decenas de quienes estaban acusados de haber participado en la muerte y desaparición de los 43 normalistas, entre el 26 al 27 de septiembre de hace 5 años.
Algunos de los que fueron exonerados eran de los que estaban señalados por haber participado directamente en los hechos que conmovieron a la opinión pública nacional a internacional, como en el caso del ‘Cabo Gil’, quien era acusado por otros detenidos de haber sido quien dio las órdenes de qué hacer con los estudiantes, más otros casos igual de sorprendentes.
Todavía el sábado reciente el Juez Primero de Distrito de Procesos Penales Federales de Tamaulipas, ordenó la liberación de otros dos implicados presuntamente en los hechos señalados, luego de que en su opinión no se les podía procesar por los delitos de delincuencia organizada ni por desaparición forzada.
Ante los hechos, que para la opinión pública resultan absurdos y sospechosos, se hacen especulaciones, principalmente en el sentido de que la antigua Procuraduría General de la República, a cargo de Jesús Murillo, hicieron una consignación con tantas deficiencias que las liberaciones resultan obligadas, además de que la Fiscalía actual no habría contribuido de ninguna manera.
La otra versión sería[EVO1] la que apunta en el sentido de que el presidente AMLO está determinado a desprestigiar al Poder Judicial, para no tener obstáculo ninguno en las políticas que aplica, lo que habría iniciado con el caso del ministro Medina Mora, y en el asunto de Ayotzinapa tendría muy buen material al contar con un juez que le siga en sus proyectos, dedicado a liberar a los acusados del caso de los normalistas para crear un ambiente de rechazo y animadversión contra las decisiones de ese representante del Poder Judicial.
Con todo eso, AMLO tiene o tendría material para poner en duda la honestidad y capacidad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del sistema judicial que depende de ella, con lo que estaría en posibilidades de meter más ministros en la Corte que sigan y apoyen las decisiones que él tome, sean justas y correctas o arbitrarias y abusivas.
Por la forma en que El Peje se ha conducido en manos de un año de gobierno, hay lugar para hacer esas conjeturas que no dejan nada bueno, sino que apuntarían a la determinación de crear un poder presidencial sin límites, pues ya controla el Poder Ejecutivo, que está en sus manos, el Legislativo, con mayoría en el Congreso de la Unión y sólo le faltaría el Judicial, en cuyo control estaría trabajando ahora.
LA ÚNICA Y MEJOR POSIBILIDAD de frenar esa mala intención se presentaría en las elecciones del 2021, cuando estarán en juego las diputaciones federales, de las que habría que quitarle la mayoría, además de las mayorías que ahora tienen en muchos congresos locales, más de las gubernaturas que estarán en juego.
No pueden tocarse las senadurías porque son de 6 años, lo mismo que la Presidencia de la República, pero será una buena decisión negarle el poder absoluto al que aspira y que casi logra, porque ese tipo de gobiernos dictatoriales, sin contrapesos, causan muchos daños económicos, sociales y políticos, de modo que lo mejor es frenarlo a tiempo, antes de que adquiera tanta fuerza que luego resulte muy difícil contenerlo.
ORGANIZA AÑORVE SU INFORME LEGISLATIVO CON FORMATO DE DESTAPE.— Será posible que el priista Manuel Añorve Baños esté inspirándose en El Peje para alcanzar la gubernatura, porque el tabasqueño se echó tres campañas electorales, en una sola de 15 años, para alcanzar la Presidencia de la República y Manuel ya lleva dos y va por la tercera.
El Peje la logró en su tercer intento, ¿será el caso de Manuel, también?
Sin embargo, un personaje con mayor calidad y de una contextura de calidad como Cuauhtémoc Cárdenas también hizo tres intentos y, sin embargo, no logró sentarse en la silla presidencial, aunque en el primero de esos esfuerzos, en 1988, casi lo logró, pero lo impidió la “caída del sistema” que armó y estructuró Manuel Bartlett, en aquel entonces secretario de Gobernación y, por lo mismo, presidente del organismo electoral que manejaba la elección.
Ahora Bartlett es el consentido de AMLO, quien ya lo santificó al perdonarle sus muchos y evidentes hecho de corrupción que lo marcan en mayor medida que a cualquier otro político proveniente de los gobiernos priistas.
Añorve tiene toda la intención de llegar a su tercer intento, aunque el hecho de que haya traído a toda la clase política priista y hasta perredista y panista no es garantía de que será el candidato del tricolor o de que ganará la elección frente a Morena.
La etapa del destape está lejana todavía y andarse adelantando puede resultar en la quema anticipada de sus posibilidades y aspiraciones, porque también puede llegar alguien que ahora se mantenga tranquilo y no esté tan desesperado como el senador por garantizar que será el elegido.
Esta fiesta-destape de Añorve pudo resultar más conveniente si la hubiera hecho para su segundo informe, en septiembre del 2020, porque entonces estaría en el preciso momento de pelear la postulación, lo que en estos momentos resulta anticipado.
No hay duda que Añorve es insistente y que ese proyecto de la gubernatura lo planteó desde el 1999, cuando René Juárez ganó la postulación y la elección a pesar de que Ángel Aguirre apadrinó a Manuel, pero perdieron ante el acapulqueño.
Luego peleó contra su expromotor Ángel Aguirre, cuando en el PRI de Beatriz Paredes, Manlio Fabio y los priistas estatales como Figueroa, decidieron que Añorve fuera el candidato, dejando fuera a AAR, que a la postre le ganó la elección.
Es persistente Manuel y los dichos mexicanos le ayudan, porque aseguran que “el que porfía mata venado….o lo matan por porfiado”….
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[EVO1]