* El presidente cantinflea
* El soccer mexicano: mediocre y cascarero
Isaías Alanís
Si de metáforas se trata, el presidente cantinfleo, o de plano está mal en sus lecciones de historia que tomó del mismísimo Juárez una vez resucitado por el descalabro instantáneo de la luz del mundo.
Podríamos citar fechas sobre la presencia de culturas en México: Cueva del Ratón, de hace 4,900 años, y en la Cueva de San Borjita, datan de hace 5,400 años AC.
Los Olmecas, establecidos en sus migraciones en lo que hoy es una parte de México, porque el concepto de un país como México, no existía.
Tampoco había imprenta y mucho menos libros. Los Olmecas dejaron su legado en piedra. Error de cálculo semántico e histórico, seguramente que el presidente hizo una referencia al proceso civilizatorio de la colonia. Cuando los Pilgrims, una comunidad calvinista, se refugia en Holanda huyendo del anglicanismo, y el 21 de noviembre de 1620 decidieron buscar nuevas tierras y a bordo del May Flowers se hicieron a la mar y pisaron tierra donde actualmente se encuentra Boston un año después de capotear los mares.
Los españoles ya tenían bajo su yugo a los habitantes de lo que hoy es México y la Nueva España fue la primera colonia de tierra firme que, en 1539, gracias al obispo Fray Juan de Zumárraga, siendo Virrey Antonio de Mendoza, se instala la primera imprenta en lo que hoy es América Latina, hace siglos; la paradoja es que México como tal no existía, ni América era inventada como lo asegura Edmundo O’ Gorman en su libro clásico “La invención de América”.
¿AMLO, hizo alusión a los mayas, también a zapotecos, y a los pueblos del Anáhuac que tuvieron en Teotihuacán un centro de esplendor cultural de los más grandes de Mesoamérica, sin contar a la civilización Maya, que llegó, se instaló y se fue dejando un legado aún desconocido?
El asunto de los búfalos se lo dejo a los expertos en dos procesos civilizatorios distintos, el de los gringos que todavía no lo eran y el de los españoles en México que tampoco eran mestizos. Mientras en las colonias puritanas de lo que hoy es EEUU a los pueblos originarios se les extinguió; “indio bueno, es indio muerto”. En la Nueva España surge el mestizaje y una cultura que en algunos territorios es racista, discriminadora y semejante a la gringa de hoy. Y a los búfalos, los gringos de entonces los mataban porque de ellos dependía la cultura de los pueblos originarios de las praderas: piel, carne, huesos, todo servía para los crudos invierno; al casi extinguir a los búfalos lograron quitarle no solo su cultura, sino su alimento, cobijo y mediante matanzas horribles acabar con todo lo que oliera a Siux, Apache, creando, antes que los nazis los campos de concentración llamados “Reservaciones Indias” y eliminando a libertadores como Jerónimo, entre muchos jefes de los pueblos confederados de Norteamérica, la mayoría miembros de la lengua yuto azteca, y mismo tronco de los pueblos nahuas de México y Centroamérica.
Habrá que esperar la reflexión de Benito Juárez, indio, sobre lo vetusto del país y lo prehistórico de las elucubraciones históricas de su alumno para que la metáfora andresina no se confunda con el concepto de la diada ideado por el sociólogo George Simmel, que denota los grupos sociales pequeños integrados por dos personas, en este caso, un español y un indio, Juárez resurrecto y Maximiliano de Habsburgo, o entre Jerónimo y el General George Armstrong Custer.
LA FINAL DE FUT BOL, DECEPCIONANTE
Hacía muchos años que no veía un partido de soccer mexicano, precisamente por la mediocridad del balompié azteca. Mis sobrinos me invitaron a presenciarlo, para eso colocaron una pantalla y se surtió el refrigerador con chelas y refrescos. Los Tigres de Nuevo León con la mínima ventaja de un gol. Los Leones jugaban en casa y tenían todas las de ganar, porque se supone fue el mejor equipo de la temporada. Lo que vi fue terrible, 22 jugadores que se cuidan las pantorrillas y un número considerable de “deportistas” extranjeros. Un partido sin creatividad, soso, aburrido de pases cortos, con deportista sin técnica personal. Y un ir de una cancha a otra sin conseguir un gol. Desprovistos de estrategia, de pundonor, de espectáculo, 22 jugadores semi profesionales. Malos para dar pases, extremadamente desconcentrados, la prueba es que, en el primer tiempo, el León tuvo dos oportunidades de marcar de cabeza.
El colmo, ante la pifia del silbante, Tigres en claro fuera de lugar, los delanteros estrellaron el balón en el cuerpo del portero a escasos metros de la portería.
Un partido sin chispa, sin nada. Un juego mediocre, para dos entrenadores mediocres, Ambriz (que extraño que haya entrenador mexicano) y el carioca Ferreti.
Con estadio a reventar, el partido nunca simbolizó en los hechos una final.
Vi morenitos correr tras el balón. Futbolistas que no valen nada en su país. Recuérdese que mientras en Centroamérica, el soccer llegó tarde, en México se profesionalizó a principios del siglo pasado. ¿Cómo es posible que ahora, los negociantes de la patada exporten deportistas de tercera que cobran como de primera, o a “bofes” famosos que cobran millonarios salarios como Maradona?
El balance es negativo. Nadie salió a jugar. Tigres a defenderse y no anotar y un León a fallar y sin ganas de triunfo. Futbol mediocre para un país mediocre. Por qué la gente de León no se levantó de sus asientos y al menos, en diez partidos dejan de ir al estadio, a ver si así aprenden de España, Italia, donde el futbol es un espectáculo, y
no tratan a los televidentes como retrasados mentales, como en México con esos gritones comentaristas de la TV que están para fusilarlos a balonazos.
Espero ser incorrecto, pero el soccer mexicano es un negocio y una burla, no solo a la afición, al país y al deporte. La selección dizque mexicana, con entrenadores argentinos, chilenos y uno que otro mexicano, es la del “ya merito”.