SADYHEL ASTUDILLO

Al Lic. Ruffo Astudillo Nava, que hoy cumple años. Muchas felicidades tío.

El viernes pasado se estrenó en la plataforma de Netflix la película ROMA del director mexicano Alfonso Cuarón. Si usted estimado lector sólo lee los encabezados, déjeme decirle que vea la película, es una joya y una obligación el hacerlo, y si va a leer la nota completa, también le comento que no le voy a platicar nada que arruine su experiencia o le adelante emociones, es decir, está es una opinión libre de “spoilers”.
Nos encontramos a casi dos décadas del año dos mil, todo con respecto de los años ochenta y noventa, se considera “retro” para algunos y pasados de moda para otros (a decir verdad, los primeros años del dos mil también los son), esto es más evidente cuando hablamos de los setenta, década en la que se encuentra ambientada la película. Así es, nos encontramos ante una película que va a hacer uso de la nostalgia, PERO no de mala manera, sino todo lo contrario.
En los últimos años, la mercadotecnia se aprovecha de la nostalgia para vendernos mil y un productos, como consolas de videojuegos, ropa, aplicaciones, nuevas giras de artistas, películas, etc., y por lo regular dichos productos no son del todo buenos, pero debido a nuestras añoranzas y recuerdos, no queremos (pero si podemos y debemos), por lo tanto, dicha nostalgia vende y al mismo tiempo se encarga de no recibir malos comentarios.
Con Roma no sucede eso, la película tiene una excelente dirección, ambientación, vestimenta, maquillaje, sonido y edición como para no hacernos simplemente sentir nostalgia, sino que, independientemente que hayamos vivido en los setenta o no, seamos mexicanos o no, realmente nos sintamos imbuidos por ese ambiente y seamos partícipes de la historia, generemos empatía con los personajes y compartamos su sentir.
La película tiene varios mensajes y lecciones para su auditorio, algunos bastante directos y fuertes y otros más sutiles, pero no por ello menos impactantes, hace un retrato increíblemente fiel de México y sus habitantes, de sus pensamientos y formas de enfrentar sus problemas, los cuales, a pesar de haber ocurrido hace medio siglo, se siguen sintiendo hoy en día, es decir, nuestra fortaleza social como mexicanos unidos, no ha crecido mucho que digamos.
Por otra parte, el uso de blanco y negro en la película fue un arma de doble filo para el director, ya que como todos sabemos, la mayor parte de la juventud elige películas por los efectos especiales y sus actores, causándoles pereza los efectos “chafas”, muchas más entonces el blanco y negro; sin embargo, dicha elección lo único que hace es acentuar la sensación de que la película realmente ocurrió en los setenta y no es simplemente “la magia del cine”.
Por lo tanto no me queda más que recomendar ampliamente el que vean la película, no sólo por lo ya mencionado, sino también para que como espectadores aprendamos a consumir cine de calidad y a dejar de pagar por tanta mala película (por no decir otra palabra) que exhiben actualmente los cines. Tampoco puedo dejar de mencionar-reprochar la pésima decisión por parte de las cadenas de cine locales que han optado no proyectar esta joya; y aplaudir a los cines “de nicho” que durante un par de semanas decidieron proyectarla. Entonces no se diga más y pónganse a verla, a reflexionarla, comentarla y recomendarla.
PD. Desafortunada decisión de las autoridades de cambiar la parada de las unidades del servicio del transporte público a lo que es el cuadrante de la parte trasera del edificio del ayuntamiento, ocasionado un conflicto vial con los altos costos y riesgos que esto representa para usuarios y la población en general.