* Salvador Rangel, responsable de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, dijo que hay esperanza de que con el nuevo gobierno federal se atienda el problema de violencia que se registra en Guerrero

REDACCIÓN

La llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República “es un respiro” para el país, aseguró ayer el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, quien consideró que existe la esperanza de que las cosas cambien en entidades como Guerrero y se atiende el problema de la violencia y los desplazados.
En declaraciones que hizo al portal Bajopalabra, el jerarca católico dijo que prelado dijo que el nuevo presidente no podrá solucionar los problemas solo y que es necesario la participación de los ciudadanos, y pidió a la oposición sumarse al proyecto del nuevo presidente para trabajar por el país y no buscar intereses personales.
“Como la mayoría de los mexicanos tenemos gran esperanza en el nuevo gobierno, estuve escuchando su discurso de apertura, por lo menos hay buenos ideales, ojalá que tanto el gobierno como el pueblo de México pudiéramos secundar eso porque es para bien de todos, el señor López Obrador no lo logará solo, tiene que haber la ayuda de todos nosotros”, dijo.
“Ojalá que este respiro que se nos está dando ahora podamos nosotros ponerlo en práctica para bien de todos”, dijo Rangel Mendoza, quien consideró que los problemas prioritarios que debería de atender en Guerrero el nuevo gobierno es la corrupción y la violencia, porque es “un fenómeno tremendo que nos está afectando de demasiado” y ha dejado a cientos de familias que han tenido que abandonar sus pueblos.
El obispo añadió que se deben aplicar acciones para que Guerrero no continúe dentro de los estados más atrasados del país en todos los rubros.