Alondra García
El alcalde de Copalillo, Julián Castro Santos, informó que su municipio no tiene reserva territorial para reubicar a las 62 personas que vivían en Tlaltempanapa, municipio de Zitlala, quienes abandonaron sus hogares debido a la violencia.
El domingo 4 de noviembre, integrantes de un grupo del crimen organizado irrumpieron en Tlaltempanapa, donde plagiaron, torturaron y asesinaron a tres hombres. Después advirtieron a los pobladores que si no se iban del pueblo, los matarían a todos.
Hombres, mujeres, niños y ancianos caminaron por el monte y los cerros unos 60 kilómetros hasta llegar el martes en la noche a la cabecera municipal de Copalillo, donde pidieron apoyo al gobierno municipal para instalarse en una cancha techada que está a la entrada de la ciudad.
Este viernes, en declaraciones a los medios de comunicación, los pobladores de Tlaltempanapa dijeron que no regresarán a su comunidad y pidieron el apoyo de las autoridades de Copalillo para reubicarse en ese municipio.
El alcalde panista Castro Santos manifestó su disposición para apoyar a los desplazados en sus necesidades básicas, pero aclaró que el Ayuntamiento no cuenta con reserva territorial para que se instalen de manera definitiva.
“No tenemos espacio, el Ayuntamiento no cuenta con un espacio para terrenos. Aquí en Copalillo ya es difícil buscar un terreno y el Ayuntamiento no cuenta con eso. Espero que si el gobierno del estado tiene (reserva territorial) les eche la mano. Aquí se hace lo que se puede”, comentó el alcalde en sus oficinas del palacio municipal de ese lugar.
Además, los desplazados manifestaron su interés por que los niños tomen clases en las escuelas de Copalillo, para que no pierdan el ciclo escolar. En el grupo hay 35 menores de edad.
Al respecto, Castro Santos informó que el regidor de Educación de Copalillo se encargará de contactar a los directores de las escuelas, para que éstos permitan el ingreso de los niños. “El tiempo que puedan estar aquí, hay que integrarlos”, dijo.
Reiteró que por el momento su gobierno está apoyándolos con comida, una ambulancia que permanece con ellos las 24 horas y policías preventivos que se encargan de garantizar su seguridad.