Manuel Gómez Morín del siglo XXI
Que en medio de los presagios de desastre que tienen abrumado al mundo, nos dé el alivio de comprobar la posibilidad de que los hombres pueden entenderse con lealtad generosa, al amparo de los claros valores del espíritu. Manuel Gómez Morín
Enrique Caballero
No tuve la fortuna de conocer personalmente a Manuel Gómez Morín, el gran forjador de instituciones. Falleció en el año 1972, cuando yo tenía solamente doce años, pero llegué a leer sobre él desde temprana edad, y lo conocí por sus obras.
Mi padre, quien en su juventud había sido un simpatizante de José Vasconcelos y admiraba abiertamente a Salvador Nava Martínez, veía con simpatía al entonces único partido de oposición en México, que ganaba día con día mayores espacios.
Mi padre, don Enrique Caballero Aburto, me enseñó a reconocer la lucha decidida por la democracia, la justicia y la libertad y el valor de la honestidad y la prudencia.
Cuando me casé, Armando Rodríguez Torres, primo hermano de Juan Manuel Gómez Morín Torres, fue testigo de mi boda y pocos años después empecé a militar en el PAN gracias a la invitación que me hizo don Jorge Sánchez de la Barquera Cook, quien fue reclutado para militar en el PAN directamente por don Manuel.
Durante mi militancia panista tuve la oportunidad de conocer a Juan Manuel Gómez Morín Torres, siendo ambos integrantes del Comité Ejecutivo Nacional; su claridad de pensamiento y firmeza en sus posturas era impresionante, al igual que las de don Juan LanderrecheGómez Morín, convicciones inquebrantables, en un partido, donde en ese entonces la corrupción era inimaginable.
Cuando acudí a la toma de posesión de Francisco Barrio Terrazas, como gobernador de Chihuahua, tuve la oportunidad de conocer a Manuel Gómez Morín Martínez del Río, hijo de mi compañero en el CEN y nieto del fundador del partido. Su carisma y su sonrisa franca lo hacían ser el centro de la atención; su actitud siempre discreta, inspiraba simpatía y, sin duda, respeto. “Lo lleva en la sangre”, decían algunos compañeros que comentaban sobre él.
Hoy, Manuel Gómez Morín, el Gómez Morín del siglo XXI, ha decidido competir por la dirigencia nacional del PAN; su abuelo fue fundador y dirigente del PAN, de 1939 a 1949, hasta que decidió no aceptar otro período en esa función y le sucedió don Juan Gutiérrez Lascuráin.
Manuel compite hoy en un ambiente complejo; al parecer la estructura partidista está alineada con su competidor, Marko Cortés, quien pareciera ser el favorito.
El discurso contestatario del Gómez Morín del siglo XXI, ha llamado la atención sobre todo al panista inconforme, al que alejado de las decisiones cupulares añora un reencuentro con la historia, con la tradición, una reconciliación con los principios de doctrina del PAN.
Su esfuerzo es encomiable, precisamente porque va contra el establishment del partido. Sus buenas intenciones, son ostensibles, haciendo un ejercicio de prospectiva, dada la manera en que se manejan los procesos electorales internos del PAN, el resultado de su participación tal vez no será halagador.
Pero está ahí, haciendo su tarea, por deber, como le dije en una reunión con apenas una docena de militantes en Acapulco: Nobleza obliga, y obliga, porque es el bien.
El espíritu de Manuel Gómez Morín, sigue vigente, se encarna hoy en su nieto y apuesta por reconstruir una institución que es central para el desarrollo de nuestro México, para servir de contrapeso a una supuesta izquierda que, desbocada, puede conducir a nuestro país al abismo. Acción Nacional debe ser un partido que debe contar con ética, principios, valores y alma.
Recordemos por último dos citas del fundador de Acción Nacional.
“Las ideas y los valores del alma, son nuestras únicas armas; no tenemos otras, pero tampoco las hay mejores.”
“Hagamos pues, en nuestro corazón, una decisión inicial: la de no apartarnos en un solo punto del alto espíritu de trabajo común que a esta Asamblea nos ha traído; de entregar lealmente nuestras propias opiniones y recibir con generosa ponderación las que nos sean dadas; de recordar constantemente que aquí nadie viene a triunfar ni a obtener; que sólo un objetivo ha de guiarnos: el de acertar en la definición de lo que será mejor para México.”
Te deseamos suerte Manuel, en tu afán de querer rescatar al Partido que fundó tu abuelo.
Mientras tanto, cada quien, desde su trinchera, deberá de aportar su esfuerzo, para seguir siendo, como dijo don Efraín González Luna, trigo de prueba en el molino de la historia.
¿Ganar pareciera imposible? Tal vez, pero parafraseando a MikhailBakunin:
“Es buscando lo imposible como el hombre siempre ha logrado y reconocido lo posible, y aquellos que se han limitado a lo que parecía posible, no han dado jamás un paso.”