¿Riesgos periodísticos?
Felipe Victoria
De aquí a la entrega del poder mediante la banda tricolor de seda al ídolo tabasqueño Andrés Manuel López Obrador iniciando diciembre, muchas cosas faltan de suceder en México.
Décadas de que en los gobiernos federales se acostumbró la mentira, el robo y el engaño en la administración pública no son una costumbre enfermiza que con una varita mágica se pueda extirpar; la inercia es aplastante y habrá que medir la convicción de los nuevos altos funcionarios para acostumbrarse a la honrosa medianía del servidor público que con el ejemplo predicó Don Benito Pablo Juárez García, uno de los guías morales de López Obrador, como Francisco I. Madero y el General Lázaro Cárdenas…
De inicio, se antojaría poner a los miembros del eventual próximo gabinete a estudiar la vida y obra de esos tres ex presidentes. No basta con que tan solo el nuevo presidente los admire.
La administración pública enfangada en las corruptelas, disimulos y cadena de complicidades, no será fácil de higienizar y fumigar como si México entrara en un proceso de “Singapurización”; la ocurrencia del perdón y olvido es inviable por naturaleza, pues las víctimas y sus familiares exigen justicia conforme a las leyes.
Ya basta de omitir el cumplimiento de la obligación institucional de los gobiernos para proteger a la sociedad y no castigar a la delincuencia so pretexto de respetar sus derechos humanos por sobre los de los agraviados…
Corregir sobre la marcha las pifias enormes del nuevo sistema penal acusatorio convertido en puerta giratoria para maleantes será de las primeras tareas urgentes, igual que volver a dejar fungir como verdaderos policías con vocación y valentía a los que pululan mal pagados en tantas corporaciones de parapeto y tener ministerios públicos honestos además de jueces, magistrados y ministros insobornables que no acepten consignas políticas.
Un México mágico y maravilloso con el que soñamos desde hace muchos años pero que la partidocracia destruyó…
Tenemos a la vista un guía con las mejores y sanas intenciones pero tendremos que cerrar filas con él coparticipando con entusiasmo, nada de cruzarnos de brazos como simples espectadores indolentes.
No puedo sustraerme a los tiempos difíciles que se asoman al inquieto Guerrero, inmerso en una guerra de carteles insurrectos que le tomaron la medida a las autoridades porque abundan complicidades.
El Gobernador Héctor Astudillo Flores lleva ya casi tres años haciendo su mejor esfuerzo pero no todos los subalternos le alcanzan el paso, sobre todo en materia de seguridad y justicia, intimidados o hasta coludidos con mafias y mañas que quizá lograron posiciones en el Congreso y algunas alcaldías.
Llevan a cabo acciones mediáticas impactantes, mostrando músculo, inmunidad e impunidad donde el personal policiaco y militar está de mero adorno disuasivo, sin prevenir nada ni actuar en flagrancia contra la delincuencia que se mueve a su antojo, como ya lo pudo medir la nueva presidenta municipal de Acapulco Adela Román Ocampo entrando al laberinto…
Sobraron instancias en el Congreso guerrerense para que se reformara la clasificación del delito de extorsión a “grave” para que hubiera prisión oficiosa, pero los padrinos de las mañas siempre se opusieron a las propuestas de Ricardo Mejía Berdeja del MC.
No hay coincidencias sino consecuencias; hoy en día pocos hay que no sean amenazados exigiendo cuotas de pisaje para poder trabajar tranquilamente o vivir sin miedo, pero a veces los malosos pierden las proporciones y se atreven a incomodar a personajes famosos…
Ayer por la mañana apareció en el Facebook la oportuna grabación de una larga llamada de extorsión feroz contra el periodista radiofónico Manuel Castillo Jaimes, popularmente conocido como Igor Pettit, el Señor de las Controversias que acostumbra decir las cosas como son ( o a él le parecen) sin miedo a la censura.
El primer sicario al teléfono procuró “ser amable” en su exigencia económica para no ‘levantarlo’ o hacerle daño a sus familiares, aduciendo que le tendrían consideraciones por recomendación del Rector Javier Saldaña y, se conformarían con que les resarciera los gastos de investigación, transporte de armas y personal para no secuestrarlo y dejarlo en paz…
Con muchas tablas Igor Pettit le dio vueltas al sicario hasta hacerlo comunicar a su “patrón” con el intimidado. Le repitieron la cantaleta de “convencimiento” para que cediera a la extorsión, pero con sus pocas pulgas el comunicador se envalentonó dándoles a entender que no está solo y tiene amistades importantes en el gobierno que pudieran protegerlo…
No llegaron a ningún acuerdo pero se encendieron los focos de alerta no únicamente para Igor Pettit, sino para algunos periodistas en Guerrero; especialmente para los que se atreven a producir programas por la Radio, TV o el Internet, que normalmente andan hasta la quinta pregunta batallando para pagar los tiempos de transmisión y ni de donde les alcanzara para pagar cuotas a mafiosos…
Si algo malo le sucediera a Igor Pettit o sus familiares y colaboradores, sería un incidente de serias consecuencias políticas por no tomar las medidas cautelares correspondientes, ni investigar con inteligencia el origen de las amenazas capturando pronto a los malhechores.
Recordemos que cuando ultiman a periodistas famosos, jerarcas eclesiásticos o agentes de la DEA se desatan tempestades políticas de graves consecuencias, sobre todo durante el aterrizaje político.