* Será la primera vez que en el Congreso de Guerrero no hay una mayoría priísta o perredista

FEDERICO SARIÑANA

No fue el marrón de Morena, sino lo rosa de la transición, lo que marcó el inicio de la LXII Legislatura en el Congreso del Estado.
La primera en la que el grupo más numeroso no será ni tricolor ni amarillo… Y por el momento, luce bastante rosa.
Puntuales, comenzaron a ingresar los diputados al salón de plenos. Casi todos en traje y corbata, según el color del partido. Las mujeres, vestido formal, maquillaje y peinado de gala.
Uno de los más buscados fue el expriista, experredista y ahora de nuevo priista, Jorge Salgado Parra, a quien hace unos días, las instancias electorales le quitaron su diputación y, durante la madrugada del sábado, se la regresaron.
Tres organismos electorales (Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, Tribunal Electoral del Estado y Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación) que, en cuatro oportunidades distintas interpretaron, cada quien a su manera, la asignación de espacios plurinominales.
“Debe hacerse una reforma, lo único que crean es incertidumbre jurídica. Si hubiera otra instancia, capaz y vuelve a modificar el criterio”, reflexionó atinadamente el académico César Julián Bernal.
— De último minuto (la resolución), diputado…
— Sí, así es. Respondió discretamente.
— Como el Ame(rica). Agregó el legislador en confianza.
Ya listos, unos tomaban selfies; otros volteaban a saludar a familiares que estaban en tribunas.
De frente a la tribuna, las curules de la izquierda para los 22 de Morena; del pasillo a la derecha, todos los demás: PRI, PRD, PVEM, PT, PAN, MC. Veinticuatro legisladores.
A la mitad, como puente de cada lado, divididos sólo por el pasillo, Pablo Amílcar Sandoval, de Morena, y Héctor Apreza Patrón, del PRI.
Intercambiaban risas. El priista se acercó, le dijo algo al oído. El morenista asintió e hizo una seña al aire.
Inició la sesión.
La formalidad del pase de lista contrastaba con lo que sucedía en la parte de gayola, donde estaban la mayoría de los secretarios de gabinete y en medio de ellos, Evodio Velázquez Aguirre, alcalde de Acapulco.
El secretario de Planeación, David Guzmán Maldonado, “El (famoso) 80”, volteaba a la fila de atrás para comentarle algo al perredista, quien sólo reía y agitaba las manos en alto. Todos reían con las bromas.
— ¡Presente en la cuarta transformación! Respondió Sandoval casi al final del pase de lista para romper la formalidad.
Se escucharon tímidamente porras y vivas.
Una de ellas, permitió identificar a la familia del perredista: Irma Sandoval, su hermana y futura secretaria de la Función Pública y a su cuñado, el polémico investigador y columnista John Ackerman.
— Míster Ackerman, ¿un pozolito? Le ofreció el corresponsal de La Jornada en Guerrero.
— Sí claro.
— Pero con mezcal y todo lo demás, ehh…
— El investigador sólo atinó a ver de reojo a su esposa…
Cuando fue mencionada la priista Alicia Zamora, la porra priista encabezada por la secretaria del PRI, Gabriela Bernal y el delegado nacional, José Parcero, respondió breve, pero efusivamente.
Los aplausos se desbordaron ante una imagen inédita: el gobernador Héctor Astudillo y Pablo Sandoval, ingresaron juntos al salón. Intercambiaban comentarios. En un par de momentos, extendieron sus brazos sobre la espalda del otro. La distancia entre ellos era tan pequeña que apenas y permitía ver la cabeza de Apreza Patrón.
Al llegar a las curules ya ocupadas, ambos coordinadores se quedaron un paso atrás del gobernador quien saludó de mano a la mayoría de los diputados.
La priista Verónica Muñoz se tomó protesta a sí misma y después hizo lo propio con sus demás compañeros, tal y como establece el protocolo.
Muchos esperaban que los posicionamientos de cada diputado a nombre de su fracción, marcarán la línea política a seguir.
No hubo. Muñoz Parra dio por concluida la sesión y citó a sesión ordinaria hasta el día martes.
— Diputada, lo vi muy serio.
— Casi ni dormí. Tuve vómito y diarrea. No sé si fue el nervio o el estrés, confesó una de ellas.
La mayoría de los diputados se retiraron. Los de Morena se reunieron sorpresivamente en torno a la tribuna.
— Van a tomar la tribuna wey, traen algo en las manos… Especularon dos reporteros.
Los diputados comenzaron a repartirse algo y distribuirse.
Cada uno sacó una letra de madera. Tardaron 20 minutos en formar la palabra “JUNTOS. El “HAREMOS HISTORIA”, fue menos difícil.
— Ni para un letrero se ponen de acuerdo- comentó con sorna un priista que caminaba a la salida del salón de plenos.
Letra en mano y ya ordenados, comenzaron a corear: ¡Es un honor, estar con Obrador!
— Mira, ahí está Evodio- señaló un reportero a la bola de Morena.
— ¿Será señal?
— Será que anda buscando prensa- le reviró.
El alcalde porteño, a quien se le ha visto muy molesto en días recientes, saludaba a todos los reporteros que entrevistaban a los diputados de Morena.
Algunos comunicadores accedieron a darle espacios al alcalde quien respondía con abrazos, palmadas en la espalda e invitaciones para que fueran a Acapulco a conocer su trabajo.
— Deje de andar de grillo y recoja la basura, le reclamó una líder de Morena.
El alcalde intentó justificarse. Vio que no tuvo éxito cuando la morenista añadió: “lo bueno es que ya se va”.
A la salida, varios se reunían en torno a un teléfono: la imagen de Marco Leyva, alcalde de Chilpancingo y Evodio, saludándose.
— ¿Y saben que se dijeron? lanzó provocativamente el autor de la imagen.
— ¡La basura, jefe… la basura!
Ambos han quedado marcados por su incapacidad para resolver ese problema en sus municipios.
Cuando ya casi todos se habían ido, llegó una banda de chile frito. Quizá tarde, quizá el acto fue muy breve. Comenzaron a tocar en la explanada.
No hubo vallas. No hubo problemas.
En el salón de plenos sólo quedaron algunas letras marrón de un mediodía rosa.