* A Adriana Salgado “le tocó una bala asesina que no era para ella” cuando acababa de salir de su trabajo en el Centro de Salud de la alameda, lamentó la dirigente sindical

Redacción

La secretaría general de la Sección 36 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSS), Beatriz Vélez Núñez, aseveró que el asesinato de la enfermera Adriana Salgado Betancourt no fue resultado de un ataque directo en su contra.
Este viernes, el personal médico del centro de salud ubicado a un costado de la alameda despidió a Salgado Betancourt con un homenaje que incluyó aplausos, palabras de reconocimiento y música de banda y de mariachi.
Entrevistada al término de la ceremonia, la líder sindical detalló que la enfermera acababa de salir de trabajar cuando fue asesinada la noche del miércoles, pero subrayó que Salgado Betancourt no era el objetivo de los pistoleros.
Vélez Núñez dijo que a la enfermera lamentablemente “le tocó una bala asesina que no era para ella” cuando se desarrollaba una persecución entre delincuentes en el andador Zapata.
“Este es un caso aislado donde no iban en contra de la trabajadora, sino que verdaderamente le tocó una bala perdida y no solamente a ella, sino también a un maestro y a su esposa”, añadió.
Reconoció que este mes también fue asesinado a balazos el doctor Alejo Montes de Oca, quien se desempeñaba como director del centro de salud en la cabecera municipal de Coyuca de Catalán, en la región Tierra Caliente de Guerrero.
A esto, dijo, se suman “casos que van saliendo con los trabajadores de Salud”, pero aseguró que la violencia contra los trabajadores del sector Salud “ahorita se ha reducido” en comparación con años anteriores.
Dijo que una prueba de ello, es que hace cuatro años recibieron hasta 70 solicitudes de cambios de adscripción, porque el personal médico no podía trabajar en ciertas comunidades a causa de amenazas y violencia, mientras que este año únicamente se han recibido unas 15 peticiones similares.
También recordó que hace cuatro años los propios trabajadores solicitaron la instalación de cámaras de seguridad en los hospitales y unidades de salud a causa de las agresiones violentas contra el personal médico y pacientes por parte de la delincuencia.
Vélez Núñez puntualizó que los municipios de Zitlala y Chilpancingo, en la región Centro; La Unión, en la Costa Grande, y algunas comunidades de la sierra, son los puntos con más problemas de seguridad para los empleados del sector salud.
Reconoció que hay 16 centros de salud cerrados en la sierra a causa de la violencia que provocan “las riñas entre grupos (delictivos) que existen en esas regiones”.
Explicó que los trabajadores “se asustan” y por ello se ausentan de su trabajo o bien no pueden llegar a los pueblos porque el transporte público deja de dar servicio.
Por ello, insistió en que “le toca a los presidentes municipales poner orden, porque no se puede arriesgar a médicos y enfermeras a que a fuerzas tengan que ir” a las comunidades de alta violencia.