Jorge VALDEZ REYCEN
Hay diálogo, al menos, mediático
Astudillo ofreció respeto y trabajo
El llamado de Félix a “ser humildes”
A través de los medios se ha producido un intenso intercambio de mensajes, salpicado de airados comentarios y descalificaciones, pero al menos en este trance inédito de reacomodo de fuerzas políticas ese diálogo existe mediáticamente.
Fue primero el gobernador Héctor Astudillo Flores quien desde el 1 de Julio pasado, tras conocerse los resultados de la elección, actualizó su agenda de trabajo para acudir personalmente al encuentro con quienes resultaron ganadores del proceso. Posicionamiento que dejó en claro el mensaje de colaboración, trabajo institucional y respeto a las nuevas autoridades. En esos primeros días de Julio no estuvo exento de agrios comentarios reprobando los “besamanos”, como les llamaron algunos.
Durante todo Julio hubo de todo. Desde un intenso debate que alcanzó niveles de sectarismo, hasta los adjetivos más floridos, mismos que fueron puntualmente respondidos por los principales actores. Adela Román Ocampo dijo que no era servil, mientras Félix llamó a sus correligionarios de Morena “a ser humildes en el triunfo”.
Las principales voces descalificadoras del nuevo escenario que se construye entre el gobierno de Héctor Astudillo con alcaldes, diputados y senadores electos demostraron que la pasada contienda los marcó muy hondo y dejó muy polarizados en sus conceptos y argumentos antisistémicos, antipriístas y antigubernamentales. No entienden, aún, los mensajes del propio AMLO de que deben enviar mensajes a sus compañeros que ya superaron el triunfo y ahora deben permanecer alejados de la soberbia, la vanidad y el complejo de superioridad que les brotó tras el triunfo electoral.
Astudillo Flores, sin proponérselo y con las reacciones airadas y valentonas de sus críticos, dejó en evidencia a quienes no comprendieron la lección democrática. Sí, la que dicta que puede haber vencedores y vencidos en buena lid, y que se respetan las decisiones mayoritarias emitidas con votos. Él mostró su lado noble, pero recibió agravios e improperios. Aun así, continuó enviando mensajes y señales de construir una agenda de respeto, civilidad, acuerdos, entendimientos y colaboración.
Fue tanto el encono que hubo voces de Adela Román y Félix Salgado Macedonio de llamar a la serenidad y a “ser humildes” en la victoria. Pero no. Los denuestos continuaron entre militantes de Morena y no cesaron durante el emblemático mes de Julio pasado.
Este hecho es el que llama la atención, pues exhibe el nivel de poca conciencia y ausencia de madurez política. Será cuestión de inexperiencia política o estrategia. Nadie lo sabe. Lo evidente es el radicalismo, adelantando juicios a priori y velando actitudes de revanchismo. Los cambios en la forma de hacer política están en curso, pero en sus más retrógradas expresiones, pateando reglas de cortesía y elementales modales de formación y oficio político.
El diálogo no se agota, por fortuna. Es tiempo de rectificar posicionamientos intransigentes, reiniciar en la construcción de esos grandes acuerdos que reclaman los guerrerenses entre todos los políticos, de todos los partidos. Ese será el gran valor de la enseñanza del cambio en los tiempos nuevos.
AMLO está sorprendiendo a todos. Es un político que ha dejado atónitos a sus críticos. Sus formas de hacer política han sido impredecibles como gratas en este rarísimo mes de julio. Hasta a sus propios correligionarios de Morena ha dejado incómodos, perplejos en sus anticipadas designaciones, que han dado colorido y mucho ánimo. Es el sorprendente AMLO.
Lo mínimo que pudieran imitar sus seguidores es precisamente esas formas de hacer y entender la política lópezobradorista. Elevar el nivel de su actuación, ponerse a la altura de su líder y tratar de alcanzarlo… aunque con sus mojigaterías e imprudencias, ni a los zapatos quizá le lleguen.
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.