Alejandro Mendoza
El escenario de la política en Guerrero se modificó sustantivamente el pasado 1 de julio con los resultados de las elecciones. Resulta por demás interesante la prospectiva política que tendrá la relación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, y de paso el rol que asumirá el Poder Judicial, antes sumiso completamente al primero.
Aunque la política no debiera tener ninguna injerencia en el comportamiento de los tres poderes del Estado, la realidad es que siempre la ha tenido. La política, debiera ser un tema exclusivo de los partidos políticos. No obstante, la política se ha convertido en esencia en la lucha por el poder.
Ha sido una larga historia de sumisión de los poderes Judicial y Legislativo al Poder Ejecutivo, que es representado por quien es electo como gobernador en las urnas. Se le otorga un poder casi absoluto al amparo de la Constitución local para el ejercicio de sus funciones.
La división de poderes establece en la era en la que vivimos que existen en un gobierno democrático tres poderes con iguales capacidades para ejercer sus funciones: el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial y el Poder Legislativo.
Esto es así debido a que cada uno de ellos debe cumplir diferentes tareas y tiene diversas responsabilidades que no tienen los otros poderes. Al mismo tiempo, surge la noción de que cada uno de los poderes debe regularse, pero también debe ser controlado por los otros para evitar abusos.
A pesar de todas los matices que la teoría de la división de poderes acuñada por Montesquieu ha sufrido a lo largo de la historia constitucional, la existencia de un Poder Legislativo independiente del resto de poderes del Estado ha tenido una proyección fundamental en el constitucionalismo contemporáneo, siendo uno de los pilares básicos en la conformación de un Estado democrático de Derecho.
Para definir el concepto de división de poderes tenemos que tener bien en claro que el mismo, es muy novedoso si lo comparamos con la historia política mundial.
Aunque ya lleva más de doscientos años existiendo, la división de poderes resulta siendo la punta de una larga historia mundial de monarquías y poderes absolutos. Ahí radica su importancia ya que contiene una nueva manera de entender la política y el gobierno en el cual el poder ya no está concentrado totalmente en una persona, sino que nacen diversas instituciones que se lo repartirán y deberán ejercerlo con las mismas responsabilidades.
Con la nueva geografía política en Guerrero, con la mayoría lograda por Morena el pasado 1 de julio en las elecciones, se prevé un verdadero contrapeso político del Poder Legislativo al Ejecutivo, principalmente en el tema relacionado con el manejo y la rendición de cuentas de los recursos públicos.
El analista político Luis Eugenio Todd recuerda que la división de poderes, que fue descrita desde la época de los griegos y los romanos, era importante para el arte-ciencia de gobernar; pero que eso no significaba la separación o la discordia entre los poderes políticos, que tienen un objetivo común, pues como Aristóteles lo señaló: la política es el arte de servir a la ciudad.
“Este comentario… se refiere a que frecuentemente en el gobierno y en el uso del poder se olvida que la división de poderes fue concebida precisamente para evitar los yerros de la democracia, que es el ejercicio del poder público por el pueblo”. Posteriormente, desde la época del destacado filósofo y jurista francés Barón de Montesquieu, quien fue su más decidido impulsor, se inculcó en el gobierno la separación entre los que ejecutaban, los que legislaban y los que juzgaban, y así nació en las múltiples constituciones del mundo esta aparente separación, que no impide, la exclusión de los otros, porque lo correcto es la suma y sinergia de voluntades y acciones.
Toda esta digresión tiene que ver con que a pesar de que el actual gobernador había inspirado un diálogo y acercamiento con todos los sectores, aparentemente de forma brusca se lleva al Estado a una encrucijada con la pretensión de un albazo legislativo.
Esto debe tratar de evitarse, respetando lo que es el árbitro de cualquier deferencia: la ley, que debe ser obedecida y actuar en consecuencia con ella, o cambiarla, pero que no puede ser triturada en interpretaciones que cada quien utiliza para su propio beneficio.
Por el bien de todos en Guerrero, tanto el gobernante como quienes ostentarán la mayoría en la próxima legislatura, los recursos como conciliar, negociar, comprender, tolerar y perdonar sean las palabras del abecedario político democrático en la nueva realidad política de la entidad.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
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