SADYHEL ASTUDILLO

La semana pasada se abordó el tema de la problemática en la lectura; en nuestro país los índices de lectura por año ascienden de manera lenta, sumado a eso está el hecho de que mucha de esa lectura no es de provecho, ya que suelen ser guías de video juegos o “best sellers” cuyo contenido es intrascendente y no aportan nada al lector.
Entonces queda en manos de las familias y escuelas en coordinación con las autoridades el tomar cartas en el asunto y comenzar a darle solución al problema desde raíz, es decir, incentivar la lectura en los niños y jóvenes.
Recordemos que el primer ejemplo de buen ciudadano que tienen los niños es a través de sus padres y hermanos mayores, son a quienes imitan e idolatran, por lo tanto, que mejor que estas figuras mayores dediquen una parte de su día a la lectura, sirviendo de ejemplo a los menores. Leer juntos (como comer), leer los mismos textos y discutirlos, etc., existen miles de formas en las que en familia puede dedicarse a la lectura sin que esta se vuelva tediosa.
Por otro lado, es necesario que las escuelas cuenten con bibliotecas y, dentro de sus horarios para los niños, así como le dedican tiempo a la educación física o la música, también se agreguen horas de lectura, ya que como es bien sabido, muchos niños (y también adultos desafortunadamente) tienen una compresión de lectura baja o nula por tanto, de nada servirá que lean una o más horas al día si su cerebro no “procesa” nada de esa información. Está en manos de los maestros y especialistas el aplicar actividades y ejercicios para asegurarse de que el joven lector realmente reciba la información que el texto le está ofreciendo.
Pasando ahora a lo general, es decir la ciudad, así como las escuelas también deben de contar con bibliotecas con división de edades como ludotecas, área de jóvenes y para adultos e igual impartir cursos o talleres relacionados con la lectura, escritura y redacción. Pero (muy importante) que estos eventos no se exhiban únicamente en hojas tamaño carta a blanco y negro pegadas a dos calles alrededor de la biblioteca, por el contrario, como si fuese un evento de grandes artistas, darle difusión en redes sociales, en radiodifusoras y periódicos para que la información llegue al mayor número de ciudadanos posibles, logrando que la asistencia y posterior reedición de dichos talleres sean continuos.
Ya de por si los libros nos brindan la facilidad de clasificarse por temas y edades a los que van dirigidos, solo es cuestión de enfocarlos y hacerlos llegar a su público idóneo, despertando de manera correcta y gradual el gusto hacia la lectura en todas las edades. Este dato es de tomarse en cuenta para los tres ejemplos mencionados en los párrafos anteriores.
Ahora, todo la anterior no servirá de nada si nosotros como publico meta y ciudadanos no aportadnos de nuestra parte, es decir; ir a la biblioteca a leer y no solo a robarse la señal del internet, asistir a cursos y “pasar la voz” a personas que les interese, leer a consciencia y fomentar la lectura en los demás etc. Es hasta ese momento en que hagamos estas acciones en que la lectura realmente generará un cambio en nosotros como individuos y como sociedad.

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