Isidro Bautista
Los resultados de la elección presidencial arrojaron muchas sorpresas. Un dato sorprendente es que Guerrero fue el estado que aportó el segundo más importante volumen de votos para el candidato de la coalición Todos por México, José Antonio Meade.
De cada cien personas que acudieron a las urnas, 33 decidieron darle el voto.
De la cuarta circunscripción, conformada por 56 distritos electorales federales de cinco entidades, Guerrero fue el que le dio más votos.
Junto con Tabasco, Chiapas, Oaxaca y Michoacán, Guerrero ha sido, desde hace mucho tiempo, bastión de la izquierda, y pese a eso, el candidato del PRI salió airoso.
Ricardo Anaya, por el PAN, PRD y MC, representó en Guerrero el 3 por ciento de la votación presidencial. López Obrador el 53 por ciento.
¿Qué explica que los guerrerenses hayan aportado el importante caudal de sufragios para José Antonio Meade, después del Estado de México? Podríamos encontrar al menos tres explicaciones:
En primer lugar, el trabajo de gobierno realizado por Héctor Astudillo Flores, el cual fue retomado como bandera por la militancia del Partido Revolucionario Institucional y valorado por la sociedad civil en lo general. Ha sido un gobernante observado que no está cruzado de brazos y que no se la lleva nadando de a muertito.
Se le ha visto muy entrado en el problema de la inseguridad. De haber sido otra su actuación, ni duda: voto de castigo.
Los guerrerenses razonan más su voto. Hubo entonces quienes pensaron, reflexionaron y valoraron el perfil profesional, humano y político de Meade, en el tiempo tan corto que tuvo para darse a conocer, si acaso cuatro meses, cuando López Obrador llevaba doce años en el aparador.
La labor de proselitismo desplegada en forma intensa hizo abrir los ojos a infinidad de votantes para decidirse por él. Aquí habrá que reconocer el trabajo realizado por Armando Soto Díaz, coordinador estatal de su campaña, el cual fue incesante y estratégico, con pasión y lealtad demostradas a quien fue su jefe dentro de la Secretaría de Desarrollo Social, donde el candidato era titular y él delegado estatal.
La designación de René Juárez Cisneros como presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI sin duda levantó los ánimos del priísmo guerrerense y fue otro factor que impulsó la segunda votación más copiosa para Meade, pues reactivó el ánimo en Guerrero, aunque un poco tarde su nombramiento.
Sin duda hubo una movilización muy activa y propositiva por todo el estado y con la participación de amplios sectores de la sociedad y de la militancia priísta, que llevó a cabo la coordinación de la campaña de Meade en Guerrero, a cargo de Soto Díaz, que supo venderlo, particularmente como candidato ciudadano. Honor a quien honor merece. isidro_bautista@hotmail.com