Alejandro Mendoza
¿Le ha pasado que le habla a alguien y no le hace caso? Es muy común enfrentar situaciones de esta naturaleza en la que una persona le habla a otra y no recibe ninguna respuesta. O bien de personas que van totalmente distraídas por diversos motivos y hasta ponen en riesgo su propia vida ante un eventual accidente.
No se trata de poner énfasis en casos de personas que, por causas mayores, como una enfermedad, un familiar fallecido o una eventualidad desastrosa, quedan en un estado emocional que no les permite prestar atención a su alrededor por el estado en shock en el que se encuentran.
Sin embargo, se trata de casos que, en todos lados, desde la familia hasta en los lugares de trabajo, se observa a gente totalmente distraída, principalmente por el celular, o por causas de indiferencia o frialdad hacia lo que acontece a su alrededor. Y de eso trata esta opinión.
En los niños, adolescentes y jóvenes hay una inercial conducta de falta de atención a lo que acontece en la vida debido a que están completamente atraídos por el celular, las redes sociales y las tecnologías. Hay hasta cierto grado preocupación por la condición emocional y el nivel bajo de pensamiento de quienes pasan mucho tiempo en esos aparatos modernos.
Ya sea por algún motivo externo, o por causa de sus propios pensamientos, no es extraño que los estudiantes pierdan su atención durante una clase o sesión de estudios y empiecen prestarle atención a algún objeto ajeno a ella. Pero este proceso afecta directamente a nuestro aprendizaje y por ello debemos aprender a combatirlo.
La distracción es una desviación de la atención en un momento en que el sujeto debería estar atendiendo a algo específico. Por lo general, este es un proceso mecánico que podría producirse a raíz de algún trastorno de atención, por una inhabilidad, por una falta de interés o por un mayor interés en algún otro objeto diferente al que debería concentrar la atención.
Existen distintas causas por las que se produce este fenómeno. Estas podrían provenir de estímulos externos o sentidos físicos como fuentes externas, o también de pensamientos, emociones, fantasías, o incluso de urgencias físicas como fuentes internas.
Cuando hablamos de distracciones, hay que tener claro que existen muchas y en muy diversos campos. No obstante, de manera frecuente de las que más se suele hablar, es de las que se llevan a cabo cuando se está al volante de un vehículo. Estas pueden originar no sólo la salida de la carretera del coche sino también un choque con otro automóvil, el cometer un atropello o incluso sufrir otro tipo de grave accidente. Situaciones todas ellas que pueden traer consigo desde daños materiales hasta lesiones físicas de gran alcance, e incluso la muerte de las personas implicadas.
Entre las distracciones más habituales que tienen los conductores y que ocasionan mayor número de accidentes se encuentran las siguientes:
• Estar utilizando el GPS.
• Hablar por el teléfono móvil o mandar un WhatsApp.
• Poner la radio, así como subir o bajar el volumen de la misma.
• Comer o beber.
• Encenderse un cigarrillo, así como ir fumando en general.
• Buscar cualquier tipo de objeto que se necesite en la guantera.
• Ir cantando o hablando con otro de los pasajeros.
• Ir mirándose en el espejo retrovisor interior para maquillarse.
La distracción, por lo tanto, es algo que atrae la atención de una persona. Cuando alguien se distrae, deja de prestar atención a algo y la deriva hacia el nuevo punto de interés. Hay distracciones buscadas adrede, distracciones inofensivas y distracciones con consecuencias que pueden ser muy peligrosas.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
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