Héctor Contreras

Nuestra ya muy golpeada ciudad de Chilpancingo, históricamente considerada por quienes conocen otras capitales de estado en la República mexicana como la más atrasada, y en su ordenamiento urbano como la peor, de ningún modo puede ni debe seguir siendo considerada como tal.
No deberíamos admitir tal calificativo quienes nacimos o vivimos aquí, porque ofende nuestra condición de guerrerenses, particularmente, porque el estado de Guerrero y Chilpancingo, como su capital, son la entidad y ciudad que mayores aportaciones ha hecho a la historia de México.
En Tixtla nacieron personajes de gran valía y ejemplo nacional como Don Vicente Guerrero y Don Ignacio Manuel Altamirano, dos lumbreras que con su vida ejemplar, lograron transformar la historia de nuestro país.
Don José María Morelos y Pavón, eligió a Chilpancingo como sede del Primer Congreso de Anáhuac para darle sentido a la Patria por medio de Los Sentimientos de la Nación y de hecho aquí nace México.
Don Alejandro Von Humboldt, en su paso por nuestra ciudad, expresó que era el lugar donde existía el mejor clima del mundo, y al paso de los años los chilpancingueños, trabajadores como en ningún otro lugar, demostraron y no aceptaron el pregón de “tierra y libertad” de Don Emiliano Zapata, porque había mucho trabajo, tierras, cultivos y producción a granel y mientras en otros lugares como Morelos los campesinos luchaban por ser dueños de parcelas, aquí lo que había era trabajo, producción y no pobreza sino trabajo.
El 2 de mayo de 1818, los chilpancingueños defendieron su patrimonio, rechazaron la violencia de los zapatistas, hubo quienes perdieron la vida en defensa de su patrimonio y las huestes de los zapatistas fueron combatidas. Por ello en la historia local se habla de la defensa de Chilpancingo, defendiendo lo propio y evitando que sus hijos fueran muertos y sus mujeres robadas y violadas.
El gobernador Don Raymundo Abarca Alarcón mandó hacer un monumento a los Mártires del 2 de mayo, que no le fue aprobado por el gobierno federal porque significaba una ofensa a la memoria de Zapata y le “sugirieron” que lo develara en favor de otra causa. Es así como nació el Monumento a las Banderas y para honrar a Don Benito Juárez. Por ello, en el aniversario del Indio de Guelatao, cada 21 de marzo, fecha de su nacimiento, se realiza ahí el programa oficial con la asistencia preponderante de los integrantes de los talleres de la Gran Logia Masónica.
Chilpancingo apoyó a sus estudiantes del Colegio del Estado para que crearan la Universidad Autónoma de Guerrero con el sacrificio de una veintena de ciudadanos: mujeres, niños y hombres que fueron masacrados en la Alameda Granados Maldonado por parte del Ejército mexicano y los cuerpos policiacos a las órdenes del gobernador de ese entonces, el general Raúl Caballero Aburto, originario de Ometepec, quien creó la Universidad del Sur para administrar él la educación universitaria, pero los estudiantes guerrerenses querían su universidad autónoma, y el pueblo los apoyó. El comercio del mercado “Nicolás Bravo” se instaló en la alameda “Granados Maldonado”, frente al edificio docente y ahí se produjo la fatal balacera.
A los guerrerenses, en otros lugares, se nos considera como violentos, revoltosos y conflictivos, pero no se cuantifica toda la aportación histórica hecha en favor de la Patria.
A Guerrero le afecta desde 1849 haberse integrado como entidad con la participación de regiones que pertenecían a otros estados. Por eso cuando en lugares lejanos preguntan: ¿De dónde eres? ¡Soy Guerrerense!, Si… ¿pero de dónde? ¿Costa Chica, Costa Grande, de la Montaña, del centro del estado, de la región norte, de la sierra o de la tierra caliente?
Se nos califica en esas “subdivisiones” porque no somos guerrerenses a secas y ya. El regionalismo es el que se califica, pero de cualquier parte que se sea, si se guerrerense se es violento, altanero, “matón”.
En ello tal vez han contribuido nuestros populares corridos como el Simón Blanco, el Chante Luna y otros, pero ya es hora que por medio de las nuevas generaciones se encamine a otros estadios esa imagen de violencia que degrada y más que nada, no permite el avance hacia la cultura, porque debe divulgarse en todos lados que aquí nació un Juan Ruiz de Alarcón, un Ignacio Manuel Altamirano. Aquí en el estado nació la Bandera Nacional, aquí nació, por ejemplo, Rodolfo Neri Vela, el primer astronauta mexicano, y aquí se registran muchos otros aspectos históricos y contamos con grandes personajes en todos los órdenes que han dado lustre a la historia y a la cultura de México.
Hoy, nuevamente, Guerrero cuenta con un gobernador nacido en Chilpancingo que ya debiera estar sentando las bases de un nuevo proyecto de gobierno y de convivencia social y cultural, habida cuenta que ofreció Orden y Paz para gobernar.
Queremos suponer que si no lo ha logrado es porque no se ha sabido rodear de personajes avispados e intelectualmente sobrados para desempeñar funciones de nivel ejecutivo, alejados de la zalamería y dados a la genuflexión lambiscona con su parlamento de “Sí, señor”, “Lo que usted diga, señor”.
Chilpancingo está urgido de un presidente municipal del nivel de un Elías Naime Nemer, Ausencio Garzón Chávez o Alberto Saavedra Ramos, para que más o menos pueda nivelar el gasto diario que el ayuntamiento debe invertir en una buena marcha municipal y dar resultados efectivos a la ciudadanía.
No incurrimos en la grosería de faltar al respeto que nos merecen personajes como los licenciados Marco Antonio Leyva Mena o don Jesús Tejeda Vargas, pero la ciudadanía ya los ha calificado. No funcionan como ediles y mucho mejor que ellos está muy cerca don Joel Eugenio, un político que en breves lances administrativos y políticos sabe y conoce cómo desfacer entuertos.
Ojalá que por el bien de Chilpancingo, el Honorable Congreso del Estado, de una vez por todas comience a preocuparse en serio por brindar una respuesta de nivel político en favor de la capital guerrerense, digna de mejores y mayores merecimientos de convivencia política, económica y social.
En todo ello, mucho tiene que ver la sapiencia de nuestro valiosos compañeros periodistas.
¡Ya es hora!