* Diego Maximiliano, de 16 años, fue secuestrado en Ecatepec, y aunque sus plagiarios están detenidos, nada han dicho qué sucedió con él
CARLOS NAVARRETE
IGUALA.— Verónica Rosas lleva dos años y medio luchando “contra un fantasma”. Su hijo, Diego Maximiliano Rosas Valenzuela, fue secuestrado el 4 de septiembre de 2015 en Ecatepec, Estado de México (Edomex). Uno de los secuestradores fue detenido y sentenciado, pero, por negligencia de las autoridades, ella no conoce su identidad.
La versión que se le dio a la familia es que se trata de un menor de edad quien, al declararse culpable, recibió la pena mínima por el delito: tres años y seis meses de prisión. Cuando cumpla esa sentencia recuperará su libertad, pero de Diego nada se sabe.
Verónica Rosas es también una participante de la Caravana Internacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas que arribó ayer a Iguala. Su hijo, quien el día de su secuestro tenía 16 años, estudiaba el segundo año de preparatoria en Ecatepec, y la Procuraduría General de la República (PGR) ofrece un millón 500 mil pesos de recompensa para quien ofrezca información que ayude a encontrarlo.
Cuando recibió la primera llamada de los secuestradores, Verónica les dijo que no tenía el dinero que le pedían para liberar a Diego. Los delincuentes accedieron a recibir una cantidad menor. La madre de la víctima hizo el pago conforme a las instrucciones que recibió, pero su hijo nunca fue liberado.
El caso es investigado por la PGR y gracias a la denuncia que Verónica interpuso fueron detenidos tres de los secuestradores de Diego, durante un operativo en el que se rescataron a varias víctimas. Además, sólo uno de los detenidos ha sido sentenciado.
Verónica cuenta que las autoridades le dictaron sentencia con tres nombres diferentes, sin embargo a la familia no se le proporcionó ningún documento que confirmara la identidad del delincuente. Aunado a ello, el juez le informó que se trataba de un menor de edad, quien presuntamente se declaró culpable, esto como una estrategia para recibir la sentencia mínima por el delito.
“Nunca me mostraron un documento que confirma que es menor de edad. Nuestros jueces deben tener mucho cuidado a la hora de sentenciar a una persona en esas condiciones, porque tampoco sé cómo se llama, estoy luchando contra un fantasma”, argumentó.
De los otros dos secuestradores dijo que están detenidos pero el procedimiento en su contra aún no concluye, por lo que no han sido sentenciados. Sin embargo, ninguno de los tres ha informado qué sucedió con Diego.
La mujer explica que no existe en el país ninguna ley que obligue a los secuestradores a informar qué hicieron con sus víctimas cuando estas no son localizadas por las autoridades.
Aseguró que “todas las leyes lo protegen a él (al secuestrador) ¿y los derechos de Diego? Porque él también tiene derechos, pero parece que las leyes están hechas para los delincuentes y no para las víctimas”.
Cuenta que se sumó a la Caravana Internacional porque confía en que encontrará a su hijo con vida, para lo cual visitará hospitales, reclusorios y las fiscalías de diferentes estados del país, incluido Guerrero.
“Yo jamás me resigné, desde que desapareció Diego no he dejado de luchar, no he dejado de tocar puertas, no he dejado de pedir una reunión con el presidente de la República, con el secretario de Gobernación, con el comisionado Nacional de Seguridad”.
Gracias a la lucha que emprendió tras el secuestro su hijo, más familias de Edomex, que también tienen a un desaparecido, acompañaron su exigencia, conformándose así un colectivo en Ecatepec que demanda la presentación con vida de las víctimas de secuestro y desaparición forzada.
Durante su recorrido en algunos estados del país identificó un problema común: las morgues están saturadas de cuerpos sin identificar. Verónica indica que esa situación le confirma que los gobiernos estatales no se están coordinando para cruzar sus bases de datos de personas desaparecidas, y que además no se están aplicando los exámenes de ADN para el proceso de identificación.
“Es triste y muy lamentable que en los Semefos los cuerpos sean tratados como simples objetos, cuando se tratan de personas que tenían vida y eso es algo que no deben olvidar nuestras autoridades”, señaló.