México y la ausencia de verdadero interés
El trato a los animales

Sadyhel Astudillo

Un tema rutinariamente abordado en este espacio es el trato que tenemos los humanos hacia los animales. El sentirnos como seres superiores casi por “derecho divino” nos ha dado ese derecho sin fundamentos de hacer y abusar de ellos como nos ha venido en gana desde hace ya muchos años. Hoy se volverá a escribir sobre el tema, agregando perspectivas que anteriormente no se habían mencionado.
Si bien es cierto que el trabajar con animales nos ha dado un sin número de beneficios a lo largo de los años, la domesticación, los avances biomédicos —tanto para humanos como para esos seres vivos—, pastoreo, protección de hogares, por citar algunos; han sido referencia e inspiración para grandes inventos como helicópteros, drones, armamentos, además de que, como sabemos son unos increíbles compañeros. Hace algunos ayeres e incluso en menor grado hoy en día son ocupados como medio de transporte y carga, también debemos de recordar los controversiales usos para la experimentación y alimentación.
Es importarte resaltar que aproximadamente desde 1870, los seres humanos se han preocupado por ellos y han estipulado leyes, normas y derechos en pro de su bienestar, sea cual sea el rubro en el que se encuentren, desde mascota hasta animales de laboratorio. Dichas declaraciones son bastante específicas, correctas y bien fundamentadas, incluso tienen su apartado de sanciones para aquellos que no las respeten; sin embargo ¿Qué sucede en México entonces?
Como se mencionó hace algunas semanas en este espacio, los mexicanos tenemos cierta facilidad por la corrupción y por “hacernos de la vista gorda”, esto permite que el maltrato hacia los animales y el hacer caso omiso de sus derechos a generado que hasta el día de hoy —desde hace más de cien años atrás— no trato a los animales como se merecen (por el simple hecho de ser seres vivos) ni se castigue a quien comete estos actos, peor aún al parecer ni si quiera se tiene la conciencia de ser mínimamente respetuoso hacia ellos.
A lo largo de los años en que uno va adquiriendo el valor del entorno que nos rodea y en mi caso particular de conocer algunas personas que maltratan o incluso matan animales, por el simple hecho de que pueden hacerlo, peor aún ¡He tenido maestros que dicen que los animales están programados para no sentir! Y es que, el hecho de que no tengan un lenguaje como el nuestro o el hecho de que no se la pasen todo el día revisando su Facebook va a significar que no sienten o que no son conscientes de su propia existencia. Esta más que comprobado que los animales son igual o incluso más sensibles que nosotros y eso no ha evitado que cuando se les sacrifica en los rastros se haga de una manera digna, o que las peleas de perros o de gallos y demás castigos crueles sean tachados hoy en día.
Países como España (con excepción de las corridas de toros), Estados Unidos, Francia, Japón, etc., son excelentes ejemplos de cómo debe ser el trato a los animales en varios niveles. Son países en los que las sanciones por el maltrato son aplicadas y no se quedan en simples amenazas, donde comités se encargan de visitar pequeñas y grandes industrias para cerciorarse de que todo esté en regla y en caso contrario, hacer una mejora, como es el caso en donde el número de animales usados para fines científicos se ha reducido en más del 25% en los últimos cinco años, controlando y entregando la evidencia de esta información estadística.
Hace falta un verdadero compromiso e interés por mejorar esta situación y que las acciones a tomar sean algo más que compartir imágenes en redes sociales o subir fotos personales acariciando a su mascota. Ese cambio está en manos de todos, desde nuestros gobernantes, como de las instituciones que laboran con animales y de forma importante de nosotros como ciudadanos. Hacer conciencia y recordar que se puede esperar lo peor de quien maltrata a un animal.

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