* Monseñor Leopoldo González dijo que al gobernador Héctor Astudillo le demostraron que Iván Añorve y Germaín Muñiz no estaban relacionados con grupos criminales
ANA LILIA TORRES
ACAPULCO.— El arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, llamó al arrepentimiento y la conversión a los responsables de los asesinatos de los sacerdotes Iván Añorve y Germaín Muñiz, ocurridos en Taxco el 5 de febrero, y pidió que se actúe con justicia en este caso para que la impunidad no sea abono del crimen.
En conferencia dominical, el prelado católico dijo que el llamado es también para “quienes en estos días han sembrado tanto sufrimiento y muerte en nuestra ciudad, en el estado y nuestra patria”.
Sobre la reunión con el gobernador Héctor Astudillo Flores, en la que estuvo también el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, monseñor González dijo que les dio informes de las investigaciones del crimen de los sacerdotes y que demostraron que ellos no tenían vínculos con grupos delictivos.
“Los padres han quedado deslindados de esa impresión que se daba de vincularlos a algún grupo criminal”, agregó el prelado católico.
Sobre el impacto en la vida de los religiosos ante los hechos como crímenes de dos sacerdotes y la familia de una monja en Chilapa, señaló que no han visto la necesidad de modificar sus actividades porque en todas partes hay riesgos para todos los ciudadanos.
La muerte de los sacerdotes “es un dolor que compartimos con todos aquellos que han sufrido lo mismo”, expresó monseñor González González.
Señaló que por los testimonios de personas que acompañaron a los sacerdotes cuando ocurrieron los hechos, “pienso que quienes los mataron no supieron a quienes asesinaron”.
Por tanto “llamo a la conversión a quienes perpetraron esos crímenes. Hago este llamado a quienes asesinaron a los padres y a quienes en estos días han sembrado tanto sufrimiento y muerte en nuestra ciudad, en el estado y nuestra patria”, expresó.
El clérigo les pidió que miren que es muy grave y doloroso el sufrimiento que producen al quitar la vida a las personas, la cual es dada por Dios y sólo él puede disponer de ella.
Pidió que conocida la verdad de los hechos se actúe en justicia, para que la impunidad no sea abono del crimen.