Alejandro Mendoza

Cuando una persona tiene algún tipo de necesidad hay dos formas de cómo se puede actuar: ser solidario o ser insensible. Se puede observar en todos lados que casi siempre se impone la segunda alternativa.
El egoísmo, el materialismo y el individualismo, han provocado una actitud totalmente insensible a lo que acontece alrededor en la mayoría de las personas.
Un valor esencial en las relaciones humanas en la solidaridad que puede mostrar un ser humano hacia otro ser humano.
La solidaridad se entiende como la ayuda, el apoyo, la fraternidad y la empatía hacia quien sufre un problema o se encuentra en una situación desafortunada, o hacia quien promueve una causa valiosa. Es solidario quien hace suyas las situaciones, las necesidades y las acciones de los demás.
Obviamente la solidaridad pierde su efecto cuando se hace con otra motivación de índole política o económica. Lo productivo de tal valor es cuando se hace de manera genuina y sincera.
En entendible que la solidaridad debe reflejarse en un compromiso con el otro, con su dignidad, su libertad y su bienestar, especialmente por lo que respecta a los más necesitados. Implica conservar nuestra capacidad de indignación ante las injusticias y estar listos para combatirlas, así como el compromiso con el respeto de los derechos de los demás.
De acuerdo con algunas definiciones el valor de la solidaridad dispone el ánimo para actuar siempre con sentido de comunidad. La persona solidaria sabe muy bien que su paso por el mundo constituye una experiencia comunitaria y que, por tanto, las necesidades, dificultades y sufrimientos de los demás no le pueden ser ajenos jamás. Quien es solidario sabe que su propia satisfacción no puede construirse sobre el bienestar de los demás, está consciente de que en cada hombre hay la posibilidad de sentirse útil y realizado en todos los aspectos como persona.
Comparto la postura de que la solidaridad exige que los hombres realmente busquen y encuentren la perfección de sus quehaceres sociales y que la sociedad responda por cada uno de ellos. Expresa una simetría entre la naturaleza social del hombre y su calidad de persona, entre el bien particular y el bien social.
La solidaridad exige que el interés personal sea puesto al servicio del bienestar comunitario. De hecho, es uno de los valores humanos por excelencia, que se define como la colaboración mutua en las personas, como aquel sentimiento que mantiene a las personas unidas en todo momento, sobre todo cuando se vivencian experiencias difíciles. Se encuentra muy ligada al amor. Y el amor es el que han perdido muchos seres humanos.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
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