Alejandro Mendoza

Es muy difícil encontrar en la actualidad a personas que sean realmente responsables. Hay muy poca gente realmente comprometida de todo corazón con lo que hace. La irresponsabilidad aflora en muchos lados de la sociedad.
Se debe entender que la responsabilidad es un valor que está en la conciencia de la persona, que le permite reflexionar, administrar, orientar y valorar las consecuencias de sus actos, siempre en el plano de lo moral y lo ético.
En las áreas de autoridad queda manifiesto, en numerosos casos, la falta de responsabilidad en el proceder de quienes tienen bajo su mando a más personas o acciones importantes a realizar.
Por el motivo que sea, lo cierto es que la irresponsabilidad ha generado escenarios terribles como los que enfrenta la humanidad en la actualidad. Hay muchos ejemplos de quienes depende el bienestar o la vida de otras personas, y no se tiene realmente conciencia de tal responsabilidad.
En muchas familias se dan los casos de padres o madres irresponsables, o hijos e hijas totalmente carentes de responsabilidad. En las escuelas hay maestros que no actúan con ápice de responsabilidad.
Y de esa manera se pueden mencionar situaciones similares en la política, el gobierno, la religión, la iniciativa privada, el deporte, la cultura, en fin, en todos lados.
Lo que sí podemos afirmar es que la persona responsable es aquella que actúa conscientemente, siendo él la causa directa o indirecta de un hecho ocurrido. Está obligado a responder por alguna cosa o alguna persona. También es el que cumple con sus obligaciones o que pone cuidado y atención en lo que hace o decide.
Algo muy relevante es que la responsabilidad disminuye cuando se entorpece la voluntad y el entendimiento, que son las facultades necesarias para realizar acciones libres. Por ejemplo, la violencia, la ignorancia y el miedo.
Es preferible ser hombres libres, dueños de sus actos, capaces de tomar decisiones y de asumir sus consecuencias.
Obviamente, la palabra responsabilidad trae malos recuerdos a la imaginación por varios motivos. Normalmente sólo se relaciona con errores o castigos, pues cuando la consecuencia de una acción es un premio, no suele hablarse de responsabilidad, sino de mérito.
Ahora bien, la responsabilidad se ve como opuesta a la diversión. En realidad, sólo se opone al tipo de diversión desenfrenada o sin medida; pues una persona responsable sabe divertirse en los momentos y modos razonables
El camino más rápido para mejorar en responsabilidad es apreciar claramente que de nuestro comportamiento dependen cosas grandes. Los hombres con ideales y metas elevadas se responsabilizan enseguida de sus decisiones.
Hay varias virtudes que se relacionan mutuamente con la responsabilidad. Pero sólo escribiré tres: Valentía, humildad y piedad. Algo tan necesario hoy en día.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
https://ampalejandromendozapastrana.blogspot.mx