* Desfile de autos lujosos en el PRD estatal
* Prius hybrid, Mazda, CX5, camionetas, etc.
* Dime cuál traes y te diré si puedes… ganar

Jorge VALDEZ REYCEN

Dentro de las oficinas centrales del PRD —cuya fachada está tapizada de leyendas ofensivas mal escritas por normalistas de Ayotzinapa, en clara alusión a los 43 desaparecidos en Iguala— todo era efervescencia política y rostros felices, radiantes, con sus hojas de registro en señal triunfal.
Fuera era un desfile impresionante de vehículos lujosos, hasta un Prius Hybrid con la leyenda en el medallón “Vamos con Rumbo”. Camionetas Toyota CX5, Mazda, Denali, Ford, GMC… ufff todos con choferes y otros personajes con barbas de candado, corte de pelo casquete corto y “vas-pa-pu” colgado al hombro.
Faltaban unos minutos para las tres de la tarde y era una verbena en la banqueta y la reducida entrada. “¿Dónde sacan copias por aquí?”, preguntaban algunos con celeridad.
Desde “urgencias” del IMSS hasta la plazoleta “Unidos por Guerrero” todo era un estacionamiento gigantesco, en doble fila, con unidades de vidrios polarizados y leyendas partidistas discretas algunas, otras no tanto, en medallones.
No había “chile frito”, ni tampoco cadenas con flores de cempasúchitl. Pero había un inusitado ir y venir con papeles en folders. Todos al registro. Era la procesión del Sol Azteca, en la tierra de los sueños e ideales por “sacrificarse” en un cargo de elección.
Los barbones están de moda. Aunque en la foto del INE no luzcan barba –es requisito oficial— muchos llegaron con fotos luciéndola. De candado, de Rockstars, de reguetoneros, o como los vocalistas de Cañaveral… Pi, pi, pi piii, piiii!!!
La cosa era estar en el tumulto de aspirar a una mejor vida… ah, perdón, a servir a los guerrerenses.
Este columnista estaba divertido viendo los rostros contentos, felices, iluminados con sonrisas y con miradas llenas de optimismo. No había nadie preocupado, ni tampoco con actitudes derrotistas. Todo era dicha y felicidad en la romería amarilla. Nadie reparaba del clima por demás preocupante que existe.
Desfile de aspirantes a diputados, a alcaldes, a regidores… unos con porras, otros con parientes y amigos. Algunos sin la clásica camisa color yema de huevo bachocco. De blanco, claro, como si fueran a hacer su primera comunión. “San señor obispo… ora pro nobis”.
Eso sí, todos con celular en mano, pa’la selfie y luego pa’l feisbuk.
Al abordaje, señores, que el tren al 2018 ya comenzó a rodar y el que se subió chingó. Y el que no… Dime qué camioneta de lujo traes y te diré si puedes ganarle.
Desde la noche anterior los acapulqueños tomaron ventaja. Los rezagados llegaron por a’i del mediodía. Los de Chilpancingo ya… y los de Iguala también. De San Miguel Totolapan iba uno que no lucía muy animado que digamos.
“La feria del hueso”, como aquella que inmortalizó el recordado “Güero Sol”, Roberto Catalán Mancilla, sí, aquel personaje pintoresco, que un día juntó huesos de res en el rastro y llenó un costal. Se puso en la puerta del palacio de gobierno. Tomaba posesión como gobernador el general Gerardo Rafael Catalán Calvo y asistió el presidente de la República, Manuel Ávila Camacho. A la entrada del recinto, en el Jardín Cuéllar (hoy Plaza Primer Congreso de Anáhuac) comenzó a gritar a voz en cuello:
–¡Aquí llegaron sus huesos!… Acérquese por el suyo.
Era la felicidad de parroquianos y transeúntes. Era aquella irónica sátira política del “Güero Sol”, repartiendo huesos a diestra y siniestra (o sea a la derecha e izquierda, parejitos, como ahora). (Fuente: Enciplopedia de Guerrero.org).
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.