Alejandro Mendoza
Abraham Lincoln dijo la frase que ha marcado profundamente la concepción que se tiene de la democracia: los gobiernos son del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. La democracia, se supone debiera ser el sistema de gobierno en el cual la soberanía del poder reside y está sustentada, en el pueblo.
Con respecto a la historia de la democracia, ésta se remonta a la antigua Grecia. Ya que para el año 1500, antes de Cristo, nace este sistema de gobierno por medio de la creación de la Asamblea del Pueblo, dentro de las polis o ciudades helénicas.
Esto se da, gracias al reducido tamaño de las polis, con lo cual, la población al mismo tiempo era pequeña. Es así como todos los ciudadanos hombres libres, podían participar de la Asamblea. De aquella manera, cada uno de ellos, de manera alternada, podía ocupar uno de los puestos burocráticos de esta asamblea.
Es por lo mismo que este sistema de gobierno no era representativo, sino que se actuaba por medio de democracia directa. Frente a cada una de las decisiones, la mayoría votante, era la que decidía sobre las distintas materias.
Hoy en el pensamiento popular prevalece la idea de que la democracia no existe y el pueblo no decide nada, sino las personas que están en el poder. Y en tal sentido, ya no hay nada que hacer.
Resulta una falacia para la gran mayoría de los que se abstienen en votar, el hecho de que por medio de las elecciones se elige a las principales autoridades del país. La sombra del fraude electoral es un fantasma que aparece en tiempos electorales.
En tal sentido es de suma importancia que la ciudadanía genere una conciencia colectiva de la necesidad de promover la participación ciudadana en los temas de interés público.
La gente se desilusiona, se desanima, se desalienta por la mentira y el engaño permanente a sus esperanzas de una mejor calidad y condición de vida.
Es una verdad que el pueblo no tiene mayor injerencia en la toma de decisiones de los gobernantes. La falta de empleo, pobreza, ignorancia, falta de justicia, profundizan el desinterés y la apatía de mucha ciudadanía.
La persona que tiene que lidiar todos los días con lo que va a comer no puede estar pensando en participar activamente en una democracia que al final pareciera es totalmente fantasmal.
La red de intereses y complicidades en efecto solo benefician a unos cuantos en un sistema político viciado, y la mayoría padece una lacerante crisis económica.
La gente anhela una visión distinta de hacer las cosas. Quiere que verdaderamente haya un beneficio en común. Más allá de la cosa política, sus virtudes y defectos, estoy convencido que es algo que todos y todas anhelamos.
Asimismo, es el pueblo, el que puede cambiar o ratificar a estas mismas autoridades, en las siguientes elecciones populares. Por este motivo los griegos hablaban de la democracia, como el gobierno del pueblo; de hecho, este es su significado literal.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
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