Alejandro Mendoza
Hoy más que nunca están sobre la mesa temas significativos como el origen de la antidemocracia en México, el abuso a las masas ignorantes, el papel de los medios de comunicación en el crecimiento o manipulación de la democracia, la cultura de la desconfianza y sus efectos nocivos de la corrupción en la vida pública y política del país.
Especialistas en la materia consideran que la democracia es mucho más que un sistema de gobierno, es un sistema de vida y un conjunto de valores basados en la ética. Es concepto de la democracia, así como la estrecha relación entre ésta y la equidad, concentra buena parte de la atención de quienes procuran definir un camino compartido para un futuro mejor de gobierno.
Se supone que somos una República democrática. La República para existir necesita de hombres libres y la democracia de hombres iguales y libres también. Entonces abordar el tema democrático en México podría ser no solamente audaz, porque la pregunta sería: ¿hay libertad en México realmente?
Por eso hay quienes afirman en ese sentido que al país le falta mucho, realmente existe un sistema muy defectuoso de vida democrática, lo que realmente existe es una farsa democrática ya que hay grupos de poder que ellos están determinando el rumbo de un país, sin que realmente la gente tenga la posibilidad de expresarse.
Es interesante conocer que si tal escenario se combina con el asunto de que cuando hay una mayoría ignorante, lo que se acaba teniendo es una dictadura disfrazada de una masa ignorante.
También es cierto que la población en su mayoría no tiene un interés real en el tema, porque también hay un alejamiento y apatía de la gente sobre este tipo de temas, porque los políticos se han encargado de volver a la política como algo aburrido o como de un sector de gente sucia.
Por tal motivo hay quienes piensan que la democracia es una utopía y es algo hacia lo que tendemos a acercarnos y a llegar, pero lamentablemente es mucho muy difícil dado la naturaleza humana y la naturaleza de los conflictos de poder.
Para que México pueda tener democracia se requieren una serie de requisitos para salir de esa ficción o de esa farsa democrática, y llegar a la realidad.
Lo primero es que los ciudadanos estén informados de las propuestas que ofrezcan aquellos que puedan ser electos a cargos públicos, que no sean ciudadanos manipulables por los medios de comunicación o por sus patrones, que no sean ciudadanos sobornables y que se conviertan, además, en supervisores del desempeño de los funcionarios públicos que resultaron electos a raíz de las supuestas elecciones democráticas.
La democracia interna en los partidos es algo, que si algún día se logra, sería el primer paso para tener una democracia real en el país, porque actualmente o hay grupos de poder o hay propietarios de los partidos, que son quienes deciden las candidaturas.
Por eso vale preguntar: ¿Democracia para quiénes? ¿Democracia para cuántos? La democracia es fuerte en la medida en que representa al pueblo. En la medida en que la participación es amplia. En la medida en que todos los ciudadanos conocen y ejercen sus derechos.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
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