* Algo políticamente grave está ocurriendo en Chilpancingo y tiene sonido a burla

HÉCTOR CONTRERAS ORGANISTA

El licenciado Marco Antonio Leyva Mena, presidente municipal constitucional de Chilpancingo, fue retirado del cargo a mediados de octubre pasado, por el Congreso del Estado de Guerrero a raíz de que mostró ineficiencia para gobernar, creando un problema de salud en contra de la ciudadanía al no ser capaz de realizar una colecta de desperdicios en la ciudad cosa que estuvo a punto de producir una pandemia.
En su lugar fue nombrado como alcalde, por acuerdo del Congreso de Guerrero, su suplente, el licenciado Jesús Tejeda Vargas quien ha gobernado por espacio de ochenta días el municipio y quien tampoco ha podido no sólo enfrentar y resolver el problema de la basura sino que en materia de Seguridad Pública ha mostrado absoluta indolencia, particularmente el fin de año con el asesinato de dos jóvenes chilpancingueños.
La mañana del lunes 8 de enero en un restaurante del centro de la ciudad reapareció públicamente Marco Antonio Leyva Mena, anunciando ante colonos y medios de comunicación que ya había hecho del conocimiento del Congreso del Estado su regreso a la alcaldía como presidente municipal.
Hizo la caminata del restaurante donde hizo su declaración hasta el palacio de gobierno en medio de reporteros, fotógrafos y camarógrafos y al llegar al edificio municipal se introdujo a sus antiguas oficinas donde ocupó el espacio de su despacho como presidente municipal y otorgó nombramientos a varios colaboradores.
Se encontró en el inmueble a Jesús Tejeda Vargas y a algunos funcionarios municipales actuales a quienes saludó y hasta abrazó y tomó plaza como edil, ante la mirada atónita de Tejeda Vargas quien ignoraba lo que estaba ocurriendo.
Reporteros hacían preguntas a los dos alcaldes pero no acertaban a considerar quién era “el bueno” hasta ese momento. El único que expresó su molestia con bases jurídicas fue el secretario general del Ayuntamiento en funciones, Joel Eugenio quien visiblemente molesto emitió comentarios contra la actitud insolente y arbitraria de Marco Antonio Leyva Mena a quien al parecer le fue suficiente anunciar que en el Congreso del Estado había avisado de su regreso a la alcaldía y le pareció suficiente con hacer ese trámite para reasumir el cargo de alcalde.
Por la noche, una fracción del Cabildo de Chilpancingo que encabeza Jesús Tejeda Vargas convocó a una conferencia de prensa rabona, en la que uno de los síndicos llevó la voz cantante anunciando que se procederá ante el Congreso en contra de Leyva Mena al que se le impedirá su ingreso al Ayuntamiento colocando para ello guardias en las puertas. No aceptaron preguntas de la prensa lo cual denota ignorancia de lo que Tejeda Vargas y su séquito estaban haciendo ya que tampoco estuvo presente algún representante del Congreso y menos del gobierno del estado.
La mofa, burla, chunga o tira cómica protagonizada por Leyva Mena anuncia con lujo de detalles que Chilpancingo cuenta con una administración municipal no solamente endeble sino más bien ignorante de lo que significa gobernar, en virtud de que cualquier hijo de vecino se puede presentar al Ayuntamiento y decir: Yo soy el alcalde, y dejar parado como payaso de medio pelo a un presidente municipal que ni siquiera tiene idea del papel que le toca desempeñar con la investidura de presidente municipal.
El Congreso del Estado y el gobernador de Guerrero están obligados a poner orden en la casa, en la casa municipal de Chilpancingo que más que alcaldía parece carpa de circo.