* Sorpresivamente, Marco Leyva informó ayer que había notificado al Congreso del Estado su decisión de dar por terminada su licencia para reincorporarse al cargo de presidente municipal

* Argumentó que desde el inicio de su gobierno fue objeto de “infundios” de sus adversarios políticos, dentro y fuera del PRI, y acusó que hay personas interesadas en desaparecerlo, por lo que puso su seguridad en manos del gobierno federal

Carlos Navarrete

De manera sorpresiva, este lunes Chilpancingo amaneció con la noticia de que tenía dos alcaldes, debido a que Marco Antonio Leyva Mena informó que había notificado al Congreso del Estado su decisión de dar por terminada su licencia para reincorporarse al cargo de presidente municipal, que hoy ocupa Jesús Tejeda Vargas, quien fue designado por el Poder Legislativo el pasado 17 de octubre.
Leyva Mena también informó que deja su seguridad en manos del gobierno federal, pues afirmó que hay personas interesadas en desaparecerlo y recordó que desde que inició su administración, él y su familia recibieron amenazas.
El primer edil con licencia se reunió con habitantes de diferentes colonias en un céntrico restaurante, a quienes les informó que regresaría este mismo día a ejercer sus funciones de alcalde, cargo del que se separó obligado por las presiones derivadas de la crisis que enfrentó su gobierno por el problema de la basura en la ciudad, debido a su incapacidad para encontrar una solución definitiva al destino final de los residuos que se generan.
Afirmó que su decisión está amparada por la Constitución federal, la local y “la voluntad del pueblo de Chilpancingo” que lo eligió en el proceso electoral de 2015 para quedar al frente de la administración municipal.
Leyva Mena dijo, sin precisar a quién o quiénes se refería, que “he decidido regresar por los infundios permanentes del adversario político, por intentar utilizar la difamación y la calumnia como herramienta para conseguir sus fines sumados a la instrumentación de adelantar tiempos de auditorías y aparatos coercitivos para dañar y desaparecer del mapa político a los que consideran no adversarios, sino enemigos de sus visiones egocéntricas del poder”.
Señaló que con su regreso al despacho principal del gobierno capitalino pretende iniciar el debate respecto a la importancia de la autonomía de los municipios y lo que éstos representan para el país, así como “el tipo de democracia que se aspira y anhela”.
Leyva Mena aceptó que se enfrenta a “un aparato dirigido desde el ángulo más oscuro del poder en el estado, a su dinero, a la red de intereses y voracidad de ambiciones, a promesas de negocios o candidaturas que nunca se cumplirán y serán instrumentos de llevar a cabo felonías a cambio de humo que los harán arrepentirse después, que utilizará métodos legales y extralegales para poner todos los obstáculos posibles”.
Ante esta situación, dijo que deja su seguridad en manos del gobierno federal e reveló que hizo entrega a un notario público de la Ciudad de México de la historia de sus conflictos políticos que, presuntamente, exhiben el interés que se podría tener para desaparecerlo.
Denunció que “junto con mi familia he sido amenazado desde la llegada a la administración y he aguantado el fuego amigo desde mi entrada. No la solicito (la seguridad) al gobierno del estado porque cuando solicité ayuda guardó un desesperado silencio. No les quiero representar una carga”.
Criticó la actuación del Congreso del Estado, que previo a la aprobación de su licencia para separarse del cargo, inició en su contra un juicio de revocación de mandato y, sin decir nombres, afirmó que los diputados fueron manipulados.
Consideró “una pena que los credos municipalistas del discurso se caigan en la realidad y dejen entrever formas autoritarias de ejercicio de poder. Es una vergüenza histórica que debemos redimir porque ante tales hechos, la historia no perdona. Por eso, estoy hoy a la disposición del Congreso, a responder cuando él mandate”, retó.
Respecto a la auditoría que se inició a su administración y que, afirmó, violenta los tiempos legales, dijo que no se opone a que se desarrolle y que se someterá a ésta de manera transparente.
“Hoy hay quienes quieren desacreditarme diciendo que no pude con los problemas de la ciudad y ese es el mensaje desde la pirámide del poder que se reproduce por sí solo, montando la farsa que esconde la calumnia y la difamación”, acusó.
Leyva Mena aseguró que durante los dos años que estuvo al frente de la administración municipal, en Chilpancingo bajaron los índices de pobreza en materia de vivienda, aumentó la cobertura de servicios de salud y de abastecimiento de agua.
También presumió que en seis meses resolvió el problema de la basura en Chilpancingo, consiguiendo un sitio de disposición final que estaba sin resolver desde hace 15 años, “por falta de voluntad política”.
“El fuego amigo, expresión que use muchas veces, era parte de una estrategia montada de golpeteo político durante dos años para acabar con la imagen política construida a base de esfuerzo y trabajo. Hoy se sorprenden que los números no salgan favorables para el partido que pertenezco y tratan de imputarme culpas (de las) que no soy responsable, sino es aquél o aquéllos que apostaron en esa estrategia política, del golpeteo y no de su trabajo, para así lograr ganancias personales”, acusó.
Advirtió que al reincorporarse a sus funciones de presidente municipal, promoverá la separación de Esteban Espinosa Montoya del cargo del secretario de Seguridad Pública de Chilpancingo, derivado de los señalamientos que existen en contra de la policía municipal por su participación en la desaparición de varios jóvenes, y que motivó una investigación en contra de esa corporación por parte de la Fiscalía General del Estado (FGE).
Además, sobre el problema de la basura dijo que iniciará los trámites legales para que el gobierno capitalino se ampare jurídicamente y se inicie la descarga de los desechos sólidos que se generan en la capital del estado en el relleno sanitario construido en Matlalapa, municipio de Tixtla.
Al concluir su mensaje, Leyva Mena acudió al palacio municipal y se dirigió a la oficina del alcalde e incluso se sentó en el escritorio desde el cual despachaba, donde se topó con un sorprendido Jesús Tejeda Vargas, quien se limitó a saludarlo ante las miradas de decenas de reporteros y funcionarios municipales.
Después de algunos minutos, Leyva Mena y quienes lo acompañaban subieron a un despacho privado de la alcaldía, donde se encerraron sin invitar a Tejeda Vargas, e incluso trascendió que firmó los nombramientos de dos nuevos funcionarios en papel membretado del Ayuntamiento de Chilpancingo.