¿Quién gobierna en Cacahuatepec?

Jesús Lépez

Nuevamente los Bienes Comunales de Cacahuatepec exhiben con sangre la falta de autoridad en ese territorio perdido por el municipio de Acapulco.
El pasado mes de junio siete integrantes de una familia fueron masacrados en San Pedro Cacahuatepec por integrantes de una de las policías comunitarias que operan en la zona, y este 7 de enero un nuevo ataque deja ocho muertos en La Concepción, otra comunidad de los bienes comunales, ese territorio que en los hechos ha perdido el gobierno municipal.
Todo comenzó con la oposición a la presa La Parota cuando los opositores tomaron el control del territorio y decidían quién podía entrar, salir o circular por sus comunidades.
Luego la inseguridad, en la que la Policía Municipal ha sido totalmente un cero la izquierda, detonó en la incursión de policías comunitarias de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) y de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG).
El caso es que mientras esto ocurre, el alcalde Evodio Velázquez Aguirre se alista a solicitar licencia para buscar otro cargo político, entre el que podría estar incluso la reelección, sin haber resuelto un solo problema de la ciudad, menos el de la inseguridad, sobre el que se la ha pasado diciendo que no le toca.
En el caso de Cacahuatepec se tiene que demostrar de una vez por todas que hay gobierno, porque los grupos civiles armados que operan en la zona parecen estarse matando entre sí, en lugar de dar la seguridad que la policía municipal es incapaz de proporcionar a la población.
El gobierno del estado ha procedido a través de la Fiscalía a detener al líder Marco Antonio Suástegui Muñoz, sin embargo de nada servirá si Evodio Velázquez no sale de su letargo y da señales de que existe su gobierno.
Ni los Bienes Comunales de Cacahuatepec, ni Xaltianguis o la turística Barra Vieja deben seguir en manos de grupos de civiles armados que se autodenominan comunitarios, mientras el presidente de este municipio al que pertenecen se dedica a pintar murales en edificios y hacer campaña política.
Desde el gobierno federal y estatal se debe desarmar a estos grupos, pero se requiere que el presidente municipal sea capaz de asumir el compromiso de garantizar la seguridad y la prevención del delito en esos territorios que Acapulco ha perdido, y en los que no se sabe quién gobierna.
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