Alejandro Mendoza

Es necesario creer que es posible que de manera gradual se generalice una gran tarea de concientización sobre los resultados que ha tenido la humanidad y en particular nuestra Nación, Estado y Ciudad por la carencia de valores éticos en cada una de las responsabilidades, tareas, conductas y comportamientos humanos.
Transparentar cada una de las acciones tanto de los gobiernos, partidos políticos, empresarios, hogares y todos los sectores de la sociedad propiciaría reencauzar el camino a la legalidad, a la justicia, a la honestidad, a la credibilidad y a la certeza.
Como sociedad merecemos la oportunidad de caminar hacia mejores escenarios de vida y la ausencia de valores éticos como la bondad, la benignidad, la paciencia, el amor, la fe, la mansedumbre, la paz, la lealtad y la verdad, augura un destino de destrucción y sufrimiento.
En tales circunstancias la violencia exacerbada producto del narcotráfico y el crimen organizado no tendría el caldo de cultivo para su crecimiento. Y es que zonas pobres y marginadas la propia condición de vida de falta de oportunidad de progreso y de dinero facilita la cooptación de elementos que engrosan las filas de tales acciones delincuenciales.
Pero no es una regla escrita que así tenga que suceder, pues existen ejemplos de personas que han salido adelante con la ayuda de valores éticos firmes que aunados a su perseverancia, fidelidad y constancia lograron exitosamente formar parte de extraña raza humana que quiere un mundo mejor.
Definitivamente nada sucederá hasta que alguien proporcione una visión distinta y promueva una cultura diferente para hacer las cosas. Es una ley de la vida y la historia lo demuestra, pero para ello se requiere no ser del montón, se requiere de principios y de valores éticos, sin ellos, el ser humano queda rebajado a una simple condición de ser vivo dentro del reino animal
Se necesita un Espíritu transformador para promover una sociedad con valores y con principios. Que haga conciencia los padres de familia, los hijos, los maestros, los alumnos, los médicos, las enfermeras, los policías, los agentes de tránsito, los funcionarios, los jueces, los dirigentes políticos, los dirigentes sociales, los gobernantes, los empresarios, los deportistas, los comerciantes, los choferes, los religiosos, en fin, todos los que forman la sociedad. Desde la antigüedad se ha insistido en la imperante necesidad de que el hombre sujete y someta su conducta a normas éticas que le permita una mejor condición de vida y facilite la convivencia social de manera armónica, pacífica y productiva dentro de un marco de legalidad y respeto.
En el contexto de la época de La Reforma en nuestro país, Don Benito Juárez recalcó la urgente necesidad: “Entre los individuos como entre las Naciones el respeto al derecho ajeno es la paz”. Su frase hoy más que nunca necesita ser escuchada y sobre todo ponerse en práctica.
PD. Debido a estas fechas volveré a escribir entrando enero del 2018. Te deseo una Feliz Navidad y un éxito y bendecido año nuevo.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
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