* En medio de gritos y consignas, los manifestantes desalojaron a los trabajadores de las oficinas administrativas, advirtiendo que no van a permitir que el gobierno cierre el hospital ubicado en la avenida Ruiz Cortines

ANA LILIA TORRES

ACAPULCO.— Médicos, trabajadores y pacientes del Hospital General de Acapulco, ubicado en la avenida Ruiz Cortines, tomaron el área administrativa de este nosocomio y desalojaron al personal, para manifestar su rechazo a la reubicación del mismo al recién construido en el poblado de El Quemado.
Alrededor de las 12:00 horas, los inconformes exigieron a gritos y con cartulinas al gobierno del estado que se retracte del cierre del Hospital General de Acapulco, el cual tiene 30 años y dejará de funcionar el 18 de diciembre, por lo que personal y pacientes serán trasladados al nuevo centro hospitalario de El Quemado.
Los trabajadores denunciaron que por su negativa a aceptar el cambio al nuevo hospital están siendo amenazados por las autoridades con levantarles actas administrativas y hasta despidos si no se presentan a laborar en aquella zona.
En medio de gritos y consignas, los manifestantes desalojaron a los trabajadores de las oficinas administrativas y personal del sindicato, advirtiendo que no van a permitir que el gobierno cierre el hospital y que tanto ellos como trabajadores y los pacientes ya se ampararon para evitar que los muevan.
Durante la protesta, el ginecólogo José Martín Aguirre Caro informó que los trabajadores y pacientes no están de acuerdo en el traslado al nuevo hospital, porque está ubicado en una zona rural con alta incidencia delictiva y temen por su seguridad.
Además, en caso de que se suscite un accidente, el traslado pondrá en riesgo a los heridos, por la distancia que habrá que recorrer la ambulancia para llegar a El Quemado, por lo que no es práctico para nadie el cambio de ubicación, argumentó el médico.
Destacó que en el Hospital General de Ruiz Cortines laboran mil 300 trabajadores, de los cuales 70 participan en el movimiento de protesta, pero ninguno se quiere ir a El Quemado, porque allá es zona rural con alto índice delictivo, sin embargo no reclaman porque están siendo amenazados con despedirlos.
Además, señaló que actualmente hay 36 pacientes en terapia intensiva hospitalizados por problemas crónico-degenerativos a los que no pueden trasladar y si lo hace el gobierno, será bajo su responsabilidad.
“Este hospital no se va a cerrar, a mis compañeros los está amenazando con destituirlos y levantarles actas. Tenemos amparos de trabajadores y pacientes para no movernos de aquí. Las autoridades hicieron cambios arbitrarios para diluir el movimiento, mandaron a algunos de licencia, pero de nada les sirvió”, dijo.
Aguirre Caro expresó que lo más conveniente sería que funcionaran los dos hospitales, porque por un lado hace falta una clínica en aquella zona de la ciudad, mientras que el de Ruiz Cortines está rebasado por la excesiva demanda de servicios y la operación del nuevo permitiría desahogarlo.
El médico Javier Flores Juárez denunció por su parte que a este hospital las autoridades “mañosamente lo han dejado caer para cerrarlo”, pero no hay ningún dictamen de Protección Civil que indique que es infuncional, por lo que debe seguir operando, y advirtió que ellos darán servicio hasta que el gobierno estatal desista de trasladar el nosocomio a la comunidad de El Quemado.